Para el día de hoy (09/07/20):
Evangelio según San Mateo 10, 7-15
Misión es descubrirnos llamados, convocados por Jesús de Nazareth con nombres y apellidos, desde nuestra identidad única e intransferible, en una confianza total que Él ha depositado sobre cada uno de nosotros, una confianza que a menudo no solemos retribuir a su Sagrado Corazón.
Misión es tener en nuestras manos todo lo necesario para que la muerte retroceda, para que florezca la salud, la paz, la vida y la libertad.
Misión es anunciar que el Reino de Dios no es una utopía -bella imagen del mundo de las ideas- sino una realidad al alcance de los corazones de las mujeres y los hombres de buena voluntad, realidad de plenitud, realidad de felicidad.
Misión es saber que no cuentan méritos o deméritos, sino la bondad inmensa de un Dios que nos ha elegido de un modo incondicional y gratuito, y son esa gratuidad y esa incondicionalidad las rectoras de nuestros pasos.
Misión es compartir la vida misma de Dios cada día, a cada instante, la vida de ese Dios que se ha hecho uno de nosotros, que se ha despojado de todo para amarnos en esta dimensión humana que somos, que anda sin condicionantes, que florece en hospitalidad y vida en común que se expande, de tal modo que su vida sea también la nuestra y la de todos aquellos a los que nuestros pasos nos conduzcan, vida plena, sin límites, familia creciente sin imposiciones, gratuitamente, a pura bondad y compasión.
Paz y Bien
Misión es tener en nuestras manos todo lo necesario para que la muerte retroceda, para que florezca la salud, la paz, la vida y la libertad.
Misión es anunciar que el Reino de Dios no es una utopía -bella imagen del mundo de las ideas- sino una realidad al alcance de los corazones de las mujeres y los hombres de buena voluntad, realidad de plenitud, realidad de felicidad.
Misión es saber que no cuentan méritos o deméritos, sino la bondad inmensa de un Dios que nos ha elegido de un modo incondicional y gratuito, y son esa gratuidad y esa incondicionalidad las rectoras de nuestros pasos.
Misión es compartir la vida misma de Dios cada día, a cada instante, la vida de ese Dios que se ha hecho uno de nosotros, que se ha despojado de todo para amarnos en esta dimensión humana que somos, que anda sin condicionantes, que florece en hospitalidad y vida en común que se expande, de tal modo que su vida sea también la nuestra y la de todos aquellos a los que nuestros pasos nos conduzcan, vida plena, sin límites, familia creciente sin imposiciones, gratuitamente, a pura bondad y compasión.
Paz y Bien
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