Evangelio según San Mateo 4, 18-22
En tus orillas
Evangelio según San Mateo 4, 18-22
Pequeñas alegrías infinitas
Para el día de hoy (29/11/11):
Evangelio según San Lucas 10, 21-24
Ese extraño tiempo de milagros
Para el día de hoy (28/11/11):
Evangelio según San Mateo 8, 5-11
Tiempo niño
Evangelio según San Marcos 13, 33-37
Tiempo de sueños, hora de no dormirse
Para el día de hoy (26/11/11):
Evangelio según San Lucas 21, 34-36
Fruto y Palabra
Para el día de hoy (25/11/11):
Evangelio según San Lucas 21, 29-33
Señales de esperanza, tiempo de liberación
Para el día de hoy (24/11/11):
Evangelio según San Lucas 21, 20-28
Lo que prevalece
Para el día de hoy (23/11/11):
Evangelio según San Lucas 21, 10-19
Derrumbes
Para el día de hoy (22/11/11):
Evangelio según San Lucas 21, 5-9
Esos invisibles
Presentación de la Virgen María
Evangelio según San Lucas 21, 1-4
Para que Cristo reine
Evangelio según San Mateo 25, 31-46
Argumentos, argumentos y más argumentos
Para el día de hoy (19/11/11):
Evangelio según San Lucas 20, 27-40
Traficantes de promesas, mercaderes de la esperanza
Para el día de hoy (18/11/11):
Evangelio según San Lucas 19, 45-48
Shalom perdida
Para el día de hoy (17/11/11):
Evangelio según San Lucas 19, 41-44
Depositarios
Para el día de hoy (16/11/11):
Evangelio según San Lucas 19, 11-28
Señor de los perdidos y condenados
Para el día de hoy (15/11/11):
Evangelio según San Lucas 19, 1-10
Cegueras e incomodidades
Para el día de hoy (14/11/11):
Evangelio según San Lucas 18, 35-43
De audacias y talentos
Para el día de hoy (13/11/11):
Evangelio según San Mateo 25, 14-30
Oración y justicia
Para el día de hoy (12/11/11):
Evangelio según San Lucas 18, 1-8
Tiempo maduro
Para el día de hoy (11/11/11):
Evangelio según San Lucas 17, 26-37
Oculto a la vista de todos
Para el día de hoy (10/11/11):
Evangelio según San Lucas 17, 20-25
Comerciantes de almas, cambistas de lo ajeno
Para el día de hoy (09/11/11):
Evangelio según San Juan 2, 13-22
El salario de la Gracia
Para el día de hoy (08/11/11):
Evangelio según San Lucas 17, 7-10
No está nada mal, es claro, máxime cuando desde ese principio se articula toda lucha y esfuerzo por el empleo, por la paz, por la equidad, por la dignidad, por sueldos dignos.
Sin embargo, los sentires del Altísimo no están acotados a esa idea.
El Dios de la Vida que se revela en Jesús de Nazareth escapa a cualquier preconcepto y desborda gratamente mesuras y previsiones.
Es el tiempo del Reino, el tiempo de la Gracia, de lo gratuito, de lo dado sin condiciones y por amor puro. Para Jesús su Dios vé ante todo hijas e hijos a los que cuidar como un Padre y amar como una Madre, hijas e hijos a los que no le impone condiciones ni le exige acumulación de méritos a cambio de premios temporales y eternos preestablecidos.
En esa música del Reino, quizás debamos afinarnos.
Descubrirnos hijos de un Padre increíble que supera toda expectativa limitada en sus mares de generosidad es un despertar que nos conduce a los senderos del Maestro, senderos de servicio humilde y desinteresado, ese servicio de los que se saben muy pequeños e ínfimos pero que, a pesar de todo, siguen y trabajan sin desmayo, y se saben generosamente pagados de antemano aún sin merecerlo
La vida se edifica en urdimbre santa entre Dios y la humanidad en el esfuerzo generoso y solidario del día a día)
Paz y Bien
Mujer de cada día
Mientras crece la noche, cada día
prende el Amor su llama
en tu candil de aceite desvelado,
siempre igual y creciente.
El pan de tus moliendas se cuece, cada día,
bajo el fuego tranquilo de tus ojos,
mientras crece también la madrugada.
La fuente de la plaza te entrega, cada día, su limosna
mientras le crece el corazón al mundo.
Como el ave del Tiempo vas y vienes,
de la casa a la calle, del Misterio al misterio,
muchas veces al día,
y llevas con tus pasos el compás de las horas...
Tú sabes qué es vivir a pulso lento,
sin novedad para la prensa humana.
Apenas sin distancia: la de un grito.
En esta pobre aldea que vigilan
las higueras comadres
y el centinela de un ciprés oscuro.
-¿De Nazaret va a salir algo bueno?
José viene cansado, cada noche.
Y el Niño trae el hambre entre los dedos
por undécima vez.
-¿Qué quieres, hijo?
(Las almendras se miran, asustadas de gozo,
y el plato ríe miel por todas partes).
Tú ya has dejado el huso sobre el banco dormido
y la lana suspira blancamente.
Esta mañana has ido por retama,
y te sangran las manos, en silencio,
y te huelen las manos a lejía de yerbas.
Has ordeñado luego las dos cabras sumisas,
y sabes toda a leche.
Ayer vino el siroco, y te abrasó las flores.
Hoy irrumpe el simún
como una tropa de soldados romanos,
y hay que cerrarlo todo y, con la prisa, a oscuras,
se te pierde una dracma, rescatada
del tributo de Herodes.
Si las vecinas rompen tu retiro, como gallinas locas,
tú sonríes.
Un día nace un niño, y tú lo acunas.
Y un día muere un hombre, y tú lo velas.
En la olla inservible crece un lirio morado,
y tú riegas su lenta profecía.
Nazaret se despuebla, cuando llega la Pascua,
y tú marchas con todos,
peregrina del Templo,
con Yahvé de la mano,
con un salmo en la boca.
La ruta de Israel converge en tus sandalias.
Y los caminos múltiples del mundo
arrancan de tus pies caravaneros.
Tu corazón no para, día y noche.
Día y noche recogen sus limpios cangilones
el agua de la Vida.
Y el Verbo se hace Hombre, día y noche,
delante de tus ojos,
al filo de tus manos,
detrás de tu silencio...
Dom Pedro Casaldáliga, cmf
Obispo Emérito de Sao Félix de Araguaia, Brasil
La otra maternidad
Santa María, Madre y Medianera de la Gracia
Evangelio según San Juan 2, 1-11
De la noche de la desidia a la luz de la esperanza
Para el día de hoy (06/11/11):
Evangelio según San Mateo 25, 1-13
Posesiones verdaderas
Para el día de hoy (05/11/11):
Evangelio según San Lucas 16, 9-15
Unas deudas impagables y un administrador escandaloso
Para el día de hoy (04/11/11):
Evangelio según San Lucas 16, 1-8