Para el día de hoy (31/10/11):
Evangelio según San Lucas 14, 1.12-14
Normas para anfitriones
De apropiaciones y despojos
Para el día de hoy (30/10/11):
Evangelio según San Mateo 23, 1-12
Servicio e identidad
Para el día de hoy (29/10/11):
Evangelio según San Lucas 14,1.7-11
Elegidos y enviados
Santos Simón y Judas, apóstoles
Para el día de hoy (28/10/11):
Evangelio según San Lucas 6, 12-19
En ese orden de ideas, es dable rendirse a la propia insignificancia y relativizar todas aquellas cosas que solemos absolutizar y elevar a condiciones cuasi divinas; sin embargo, lo que verdaderamente transforma todo destino y abre el horizonte de la existencia es que Dios ha puesto su mirada sobre todos y cada uno de nosotros.
Hoy está la voz del Maestro recordándonos que cada mujer y cada hombre es importante, es único, es irrepetible, es reconocido por nombre y apellido desde su identidad y su carácter, con sus luces y sombras, descubierto por lo que es y por todo lo que puede llegar a ser.
Es la maravilla de sabernos elegidos, nó unos pocos, sino toda la humanidad por pura bondad y ternura de un Dios que es Padre y Madre. Elegidos para bajar al llano del abandono y la masificación informe, elegidos para llevar ese mensaje de que otra vida y otro mundo es posible, que la Salvación y la liberación se ofrece a todos sin condiciones bajo el imperio de la Gracia, de la gratuidad, de la generosidad, del amor.
El ser elegidos implica movilización, no quedarnos quietos ni suponernos más ni mejores que nadie: al contrario, debemos salir de estas corazas de egoísmo con las que gustamos vestirnos y reconstruir al prójimo, a ese hermano que hemos perdido de vista.
La Buena Noticia es que la eternidad comienza aquí y ahora, y que es designio del Altísimo la vida plena y abundante para todos)
Paz y Bien
Sin pedir autorizaciones
Para el día de hoy (27/10/11):
Evangelio según San Lucas 13, 31-35
Los privilegios de la Gracia
Para el día de hoy (26/10/11):
Evangelio según San Lucas 13, 22-30
Certeza de madre, confianza campesina
Para el día de hoy (25/10/11):
Evangelio según San Lucas 13, 18-21
Enderezar los caminos, erguir las vidas
Para el día de hoy (24/10/11):
Evangelio según San Lucas 13, 10-17
Sendero inevitable
Para el día de hoy (23/10/11):
Evangelio según San Mateo 22, 34-40
El éxodo de la desgracia
Para el día de hoy (22/10/11):
Evangelio según San Lucas 13, 1-9
Toma de posición
Para el día de hoy (21/10/11):
Evangelio según San Lucas 12, 54-59
De cruz y fuego
Para el día de hoy (20/10/11):
Evangelio según San Lucas 12, 49-53
Fidelidades
Para el día de hoy (19/10/11):
Evangelio según San Lucas 12, 39-48
Misión, comunión y liberación
San Lucas, Evangelista
Para el día de hoy (18/10/11):
Evangelio según San Lucas 10, 1-9
Crisis de ambición
De lo innegociable
La vía primordial
Matices y contraposiciones
Violencias
Sepulcros andantes
Catarsis
Es claro que, producto de la modernidad y de la levedad en el uso de las palabras, le hemos asignado una multiplicidad de usos. Así entonces con "hacer catarsis" expresamos esas necesidades de depurar nuestras cargas y agobios anímicos, es decir, hablamos de una purificación en un plano estrictamente psicológico.
Sin embargo, podemos proyectar el ámbito de lo que entendemos por purificación también a lo social, a lo corporal, a lo religioso, a lo espiritual, y aventurarnos a mirarnos en la totalidad de nuestras existencias.
A ello se refiere la Palabra para el día de hoy.
Sabemos -y a menudo practicamos- un amor ritual, depurando la exterioridad mediante fórmula preconcebidas pero obviando las honduras de nuestras almas. Y el mundo actual, en aras de una globalización espúrea, minimiza la necesidad de transparentarnos, y se repite ad nauseam la postura farisea, aquella que reivindica el respeto por las formas pero olvida lo cordial.
Sin buscar métodos nuevos ni gurúes terapéuticos, el Maestro vuelve a hablarnos de ello hoy, con voz clara.
La verdadera catarsis, la auténtica purificación de las almas implica ante todo la identidad entre el interior que se palpita y el exterior que se expresa; y el camino primordial para barrer los patios del alma es el dar, la generosidad, la solidaridad, la compasión, esa limosna que significa dar lo propio y nunca lo que sobra, con el mismo corazón grande y humilde de la viuda que ofrece sus moneditas en el Templo para la subsistencia del otro, con el Espíritu de Aquel que no guardo nada para sí mismo.
Darse es el camino que rompe todo egoísmo)
Paz y Bien