Un Dios que abiertamente se pone del lado de los pequeños haciéndose uno de ellos












Para el día de hoy (14/08/18):  

 Evangelio según San Mateo 18, 1-5. 10. 12-14






Las tareas pastoriles no eran para nada desconocidas a los discípulos del Maestro, pues en la Palestina del siglo I el oficio pastoril era habitual en tanto garantizaba -económicamente- la provisión de carnes y ganados. Aún así, varios de sus compañeros tenían por oficio la pesca en el mar de Galilea.
Pero lo que cuenta es que Jesús enseñaba a partir de realidades cotidianas conocidas y no de abstracciones; así entonces las parábolas, desde esas cuestiones vividas a diario,  eran una invitación a la reflexión pero también a la participación activa, a la transformación. Nosotros hemos perdido bastante esa capacidad de dialogar con la cotidianeidad de mujeres y hombres de nuestro tiempo, en conversación fecunda con el Evangelio.

Y es un reduccionismo estéril suponer que, solamente, el objetivo de esta parábola es el corazón de aquellos que tienen responsabilidades pastorales para con su comunidad.
Esta parábola habla del amor infinito de Dios, de la asombrosa Misericordia que expresa Jesús de Nazareth y que es capaz de lo indecible para recuperar a los pequeños que se han extraviado.

En la magnífica ilógica del Reino, el Buen Pastor es capaz de poner en riesgo a las otras noventa y nueve ovejas para salir al rescate de la única que se ha extraviado; los oyentes de Jesús comprendían la magnitud de lo que el Maestro les enseñaba pues conocían bien su tierra, los montes y las quebradas, los apriscos rocosos, las veredas traicioneras, los precipicios de rápido acceso, el riesgo de los salteadores y cuatreros.
Dejar las noventa y nueve ovejas en esas condiciones por salir en búsqueda de la única extraviada no es una decisión sencilla ni para tomar a la ligera.

Es el año infinito de la Gracia y la Misericordia, y Jesús de Nazareth revela el rostro bondadoso y entrañable de un Dios que es un Padre que siempre está dispuesto a todo por sus hijas e hijos, y es una Madre que nos cuida y cobija.

Un Dios que abiertamente se pone del lado de los pequeños haciéndose uno de ellos.

Paz y Bien

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