Para el día de hoy (25/08/18):
Evangelio según San Mateo 23, 1-12
Una lectura superficial de la Palabra para el día de hoy nos induce a un error flagrante. La literalidad es madre de todo fundamentalismo, que a su vez nada tiene que ver con la Buena Noticia.
Pues el Maestro no se expresa con inusitada dureza contra los fariseos en tanto dirigentes judíos, sino más bien en tanto opresores de almas y tenaces contradictores entre lo predicado, lo enseñado y lo vivido. Por ello no se acota a esa situación puntual, sino que es enseñanza y advertencia que atraviesa los tiempos, y que nos despierta de ciertos sopores de hipocresía a los que nos solemos acostumbrar.
Para ubicarnos: la cátedra no es sólo ámbito simbólico, sino que dentro de la sinagoga es el lugar físico puntual -un mueble, una silla- desde donde se explica la Escritura. Remite a la autoridad interpretativa y formativa; el gran problema -siempre- es la disyunción entre lo que se enseña y lo que se vive, la enorme brecha entre declamación y proclamación, afanes de figuración, de prebendas, de jerarquías y ostentación de títulos.
Pero es un tiempo nuevo, año infinito de la Gracia y la Misericordia.
Pues el Maestro no se expresa con inusitada dureza contra los fariseos en tanto dirigentes judíos, sino más bien en tanto opresores de almas y tenaces contradictores entre lo predicado, lo enseñado y lo vivido. Por ello no se acota a esa situación puntual, sino que es enseñanza y advertencia que atraviesa los tiempos, y que nos despierta de ciertos sopores de hipocresía a los que nos solemos acostumbrar.
Para ubicarnos: la cátedra no es sólo ámbito simbólico, sino que dentro de la sinagoga es el lugar físico puntual -un mueble, una silla- desde donde se explica la Escritura. Remite a la autoridad interpretativa y formativa; el gran problema -siempre- es la disyunción entre lo que se enseña y lo que se vive, la enorme brecha entre declamación y proclamación, afanes de figuración, de prebendas, de jerarquías y ostentación de títulos.
Pero es un tiempo nuevo, año infinito de la Gracia y la Misericordia.
Las hijas y los hijos de Dios reflejan la bondad inconmensurable de Abbá Padre de Jesús cuando se vuelven servidores de sus hermanos, cuando se hacen los últimos para que otros puedan dar un paso adelante.
Ésa es la cátedra auténtica, cátedra del alivio y la liberación, cátedra de humildes servidores y señaleros de la esperanza, cátedra de la diaconía que nos enseña -a menudo desde el silencio- que nadie es mayor que nadie, que hay un sólo Maestro y que todos somos hermanos.Paz y Bien
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