Santiago apóstol, Patrono de España
Para el día de hoy (25/07/18):
Evangelio según San Mateo 20, 20-28
La existencia, y muy especialmente la vida cristiana, es un peregrinar con otros, un ir hacia, un salir de uno mismo para ir al encuentro del otro y de Otro.
Quizás nuestro primer antecedente lo encontremos en los magos de Oriente, incansables buscadores de verdad y trascendencia que no se amilanaron por las distancias físicas ni por los abismos cordiales. Ponerse en marcha sabiendo que el que busca, encuentra.
Los apóstoles, en nuestro andar por los caminos de la fé, también han debido realizar un éxodo de liberación, desde la vana imagen de un Dios inaccesible, violentamente vengador y de un Mesías glorioso revestido de poder militar a la tierra prometida de la Gracia, el Dios Abbá de Jesus el Señor, servidor y esclavo de sus hermanos.
Santiago -Jacobo- y su hermano Juan eran dos hombres de carácter bravo y de una religiosidad teñida de brusco fundamentalismo. que no toleraba disidencias, a tal punto de ser conocidos como Boanerges o hijos del trueno, y no tanto como hijos de Zebedeo, su padre. En esos fuegos de sus personalidades se aferraban al viejo esquema del poder que se impone desde el dominio, un Mesías monárquico al que le reclaman, en esa tesitura, la porción de poder que les corresponde.
Tal vez a riesgo de volvernos simplistas, es dable pensar que su exigencia cuadraba con el ídolo que se habían fabricado a su conveniencia, sin entender que el camino de Cristo es camino de amor y servicio y, por ello mismo, camino de liberación.
Con Santiago también somos peregrinos, esforzados exiliados de esas idolatrías que a veces no son tan pequeñas, y que a veces se llaman ego, poder, mercado, ideología, dinero, y que rechazan de plano la presencia de Aquél que le dá sentido a todas las cosas, el Espíritu del Resucitado que vivifica, re-crea y sustenta andares y horizontes.
Peregrinos con Santiago hacia los gratos pagos de la Buena Noticia, querencias de amor, romerías de la familia de las hijas y los hijos de Dios que se descubren felices por la misma pertenencia cordial y por un destino común que se edifica andando, aún cuando a menudo implique ofrecer la vida para que otros vivan, peregrinos de la Salvación.
Dios bendiga y guarde a España.
Paz y Bien
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