Día de la Independencia Argentina
Nuestra Señora de Itatí
Para el día de hoy (09/07/18):
Evangelio según San Lucas 1, 39-47
Tupasy.
Así llaman a María de Nazareth nuestros hermanos primeros, en la antigua y bella lengua guaraní.
Tupasy, Madre de Dios, y es reconocimiento pleno de afecto, y es identidad en la que germina la confianza maternal, y es señal de liberación.
Porque nada sucede por casualidad, y es cada vez más necesario redescubrir la silente y asombrosa acción de la Gracia a cada instante, especialmente allí cuando lo que acontece parece surgir solamente por cuestiones azarosas.
Porque no es casual que un día como hoy, celebración de nuestra libertad como pueblo joven, festejemos a Tupasy entre nosotros y con nosotros.
-Donde está la Madre está el Hijo-
María es profecía, signo de esa Salvación que nace de entre los más pequeños, María es encuentro jubiloso y canto pleno de liberación a un Dios que nunca nos abandona, que siempre ha estado entre nosotros en nuestras cruces, en nuestros dolores, en nuestras alegrías, Dios que es misericordia, Dios que ama entrañablemente a los más pobres, Dios que libera a los oprimidos y nos redime de toda cautividad, Dios que se hace historia para que edifiquemos Reino en este aquí y ahora con mansos sueños de futuro, Madre color de patria, hermana y compañera, chesy de los humildes, ternura cierta para los que no cuentan.
Sin embargo, no podemos acotarnos a un puro recuerdo de épicas pasadas.
La liberación ha de contruirse cada día, desde el trabajo honesto, con los perpetuos hambrientos de justicia y sedientos de fraternidad. La Patria se llama papá, se llama mamá, florece en los hijos, es madre y esposa, Patria que es amigos, abuelos venidos de lejos, pueblos de raíz milenaria, rostros morenos -a menudo sin nombre-, corazones y afectos en urdimbre santa de paz.
María Itatí nos congrega entre sus manos pequeñas, silencio fecundo, vida orante que se crece en el servicio, Madre que vuelve a celebrar con nosotros que no estamos solos y que todo está por hacerse, y que aún hay una Palabra por escucharse.
Paz y Bien
Así llaman a María de Nazareth nuestros hermanos primeros, en la antigua y bella lengua guaraní.
Tupasy, Madre de Dios, y es reconocimiento pleno de afecto, y es identidad en la que germina la confianza maternal, y es señal de liberación.
Porque nada sucede por casualidad, y es cada vez más necesario redescubrir la silente y asombrosa acción de la Gracia a cada instante, especialmente allí cuando lo que acontece parece surgir solamente por cuestiones azarosas.
Porque no es casual que un día como hoy, celebración de nuestra libertad como pueblo joven, festejemos a Tupasy entre nosotros y con nosotros.
-Donde está la Madre está el Hijo-
María es profecía, signo de esa Salvación que nace de entre los más pequeños, María es encuentro jubiloso y canto pleno de liberación a un Dios que nunca nos abandona, que siempre ha estado entre nosotros en nuestras cruces, en nuestros dolores, en nuestras alegrías, Dios que es misericordia, Dios que ama entrañablemente a los más pobres, Dios que libera a los oprimidos y nos redime de toda cautividad, Dios que se hace historia para que edifiquemos Reino en este aquí y ahora con mansos sueños de futuro, Madre color de patria, hermana y compañera, chesy de los humildes, ternura cierta para los que no cuentan.
Sin embargo, no podemos acotarnos a un puro recuerdo de épicas pasadas.
La liberación ha de contruirse cada día, desde el trabajo honesto, con los perpetuos hambrientos de justicia y sedientos de fraternidad. La Patria se llama papá, se llama mamá, florece en los hijos, es madre y esposa, Patria que es amigos, abuelos venidos de lejos, pueblos de raíz milenaria, rostros morenos -a menudo sin nombre-, corazones y afectos en urdimbre santa de paz.
María Itatí nos congrega entre sus manos pequeñas, silencio fecundo, vida orante que se crece en el servicio, Madre que vuelve a celebrar con nosotros que no estamos solos y que todo está por hacerse, y que aún hay una Palabra por escucharse.
Paz y Bien
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