Santos acumuladores de tesoros en el cielo















Para el día de hoy (08/11/19):  

Evangelio según San Lucas 16, 1-8








Esta parábola es bastante compleja, y su reflexión ha dado lugar a numerosas interpretaciones.

Como elemento de ayuda, es menester tener en cuenta que en Oriente medio, en los tiempos del ministerio de Jesús de Nazareth, el mayordomo o administrador era a menudo un esclavo o en ocasiones un liberto que se encargaba puntualmente de todas las transacciones comerciales de su amo: cuando se entregaban bienes a terceros, se escribía un cartular o documento mercantil en donde constaba el valor de dichos bienes y, allí mismo, se adicionaba una suma que correspondía a la comisión que ganaba el administrador. Es decir, esa comisión conformaba en gran medida su salario y cualquier atisbo de prosperidad.

El texto de San Lucas nos indica que hay en el ambiente ciertos rumores y acusaciones, tal vez infundadas, de corrupción, de administración deshonesta; sin embargo, si tomamos en cuenta lo expresado en el párrafo anterior, se nos abre otra perspectiva.
El administrador no corrompe los bienes de su amo, sino que altera los boletos de deuda modificando la parte propia, la comisión que por derecho le corresponde. 

Sin dudas, eso le granjea gratitudes y amistades, y desde ese aspecto, la aparente maquinación de este administrador se reviste de una astucia que elogia el Maestro. El hombre, con sagacidad e inteligencia renuncia a unos bienes y beneficios actuales en pos de procurarse un futuro, enriqueciendo de ese modo su porvenir.

No haremos mención de lo que Cristo enseñaba acerca del dinero, la esclavitud que produce, su carácter de falso dios.
Pero los hijos de la luz -los hijos del Evangelio- a menudo desechamos la astucia, la perspicacia, la sagacidad en la vida cotidiana de la Buena Noticia, en nuestro humilde oficio de obreros del Reino, un Reino que suplicamos venga y sea, aquí y ahora.

Implicarse con inteligencia significa también renunciar alegremente a todos los no se puede, a los nefastos pensamientos únicos, planos, sin trascendencia, impuestos para sojuzgar y resignar.

Nosotros también hemos de dejar de lado bienes y beneficios actuales menores, acumulando tesoros en el cielo para un futuro eterno que se nos crece en este presente.

Paz y Bien

1 comentarios:

Walter Fernández dijo...

Que seamos capaces de acumular Tesoros en el Cielo, pensando en el otro Hermano que necesita. Paz y Bien

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