La vida como tiempo santo, tiempo de bendición












Para el día de hoy (15/11/19):  

Evangelio según San Lucas 17, 26-37










El texto que hoy nos convoca se caracteriza por un lenguaje que a nosotros, mujeres y hombres del siglo XXI, nos puede resultar duro y extraño, toda vez que se trata de un lenguaje apocalíptico habitual en el siglo I.

Pero su misma intensidad no tiene por objeto el suscitar miedos ni el acosarnos con temores; ello nada tiene que ver con la Buena Noticia. En cambio, es una palpitante llamada de atención para no estar sujetos a chronos -el tiempo consecutivo y mensurable-, y en cambio permitirnos vivir en el kairós, el tiempo propicio, el tiempo santo de Dios y el hombre.

El memorial es imperioso y acuciante, el reconocimiento del paso bendito de Dios por la historia humana y por nuestras mismas existencias.
Algunos, andan por la vida como si nada pasara, como si nada importara, vidas sin futuro ni sentido que sucumben frente a las pequeñas tormentas, y ni hablar frente a los diluvios.
Otros, con una fé incipiente y sin raíces, tal vez escuchen la llamada urgente, pero vuelven su mirada atrás, nostálgicos de comodidades y seguridades pasadas, estatuas de sal que se aferran a infiernos habituales pero nó cielos por conocer.

Es claro que entre esos ejemplos también solemos oscilar.

La vida es demasiado corta y muy valiosa para andarse de manera irresponsable, derrochando el tiempo en el sinsentido, un tiempo que en Cristo se ha inaugurado como tiempo de bendición, era de Salvación desde el mismo corazón bondadoso del Padre.

Contra toda lógica y a pesar de las especulaciones mundanas, es preciso perder la vida. Dilapidarla con alegría en el servicio a los demás, volcarla sin vacilaciones en la compasión, robustecernos corazón adentro en el amor, lo que prevalece y no perece, la identidad única y distintiva de las hijas y los hijos de Dios.


Paz y Bien

0 comentarios:

Publicar un comentario

ir arriba