La mesa de Cristo es el convite mayor a la alegría, y la felicidad siempre acontece cuando es con otros













Para el día de hoy (05/11/19):  

 
Evangelio según San Lucas 14, 1a. 15-24






El convite al gran banquete es la invitación a redescubrir la existencia como celebración y don asombroso y sorprendente, con todo y a pesar de todo.

Es mucho más que ingerir alimentos, por buenos que éstos fueran. Se trata de comer con otros, se trata de compartir esa dignidad única e indisoluble que es el ser hijas e hijos de Dios.
En una cena común, uno se sienta, come y luego se vá, aún cuando pueda haber algún tipo de sobremesa con aquellos que resulten más afines.

En la mesa de Jesús de Nazareth el pan es más sabroso y más nutritivo porque se comparte la vida misma, porque se invita a todos los olvidados, a los despreciados, a los descartados a sentarse con plenos derechos reconocidos y practicados, a hablar con voz propia y expresarse, a escuchar y a ser escuchado porque la vida del otro y las cosas que le pasan son siempre importantes.

Pero hay algo que es claro: los convidados no vienen si no se los invita. Es menester salir a los caminos, a las periferias, a todas las encrucijadas de la existencia a entregar en mano cordial y personal la invitación. No se trata de abstracciones ni de generalizaciones.
Todo es personal, siempre es personal.

Habrá entonces que ver quienes se animan. Muchos con sitios pretendidamente preferenciales se han desentendido. Pero no hay nada más importante que esta invitación a vivir en plenitud.

La mesa de Cristo es el convite mayor a la alegría, y la felicidad siempre acontece cuando es con otros.

Paz y Bien

0 comentarios:

Publicar un comentario

ir arriba