Para el día de hoy (31/07/12):
Evangelio según San Mateo 13, 36-43
(La enseñanza del Maestro se realiza en la casa, quizás porque lo que es verdaderamente importante se decide al calor del hogar, en familia, allí donde los afectos están cercanos. Esa es la imagen mejor de aquello que entendemos por Iglesia.
Y es menester que en esta casa le volvamos a hacer un lugar, para que se siente entre nosotros. Que se sienta a gusto, en hogar propio, y que vuelva a encendernos una comprensión que se nos ha confundido y nos reencamine ciertas atribuciones que nos tomamos, y que en verdad no nos pertenecen.
Porque su Padre es un Dios de fé absoluta puesta en nosotros, Abbá que confía en todos y cada una de sus hijas e hijos con amorosa tenacidad, infinitamente más creyente en nuestros destinos y existencias a contrario de nuestra fé a menudo vacilante, escasa y mezquina.
Dios cree en nosotros.
Por eso, a pesar de tanta cizaña que nos crece en medio de este trigo en promesa que somos, espera confiado el pan soñado que podemos llegar a ser en su corazón misericordioso.
No arranca las hierbas malas que dejamos nos broten, ni tampoco quiere que hagamos lo mismo.
Por eso los fervores en quitar de en medio lo que es ajeno, distinto o que creemos nocivo poco o nada tienen que ver con el Reino que, con todo y a pesar de todo, sigue creciendo silencioso y humilde.)
Paz y Bien
Y es menester que en esta casa le volvamos a hacer un lugar, para que se siente entre nosotros. Que se sienta a gusto, en hogar propio, y que vuelva a encendernos una comprensión que se nos ha confundido y nos reencamine ciertas atribuciones que nos tomamos, y que en verdad no nos pertenecen.
Porque su Padre es un Dios de fé absoluta puesta en nosotros, Abbá que confía en todos y cada una de sus hijas e hijos con amorosa tenacidad, infinitamente más creyente en nuestros destinos y existencias a contrario de nuestra fé a menudo vacilante, escasa y mezquina.
Dios cree en nosotros.
Por eso, a pesar de tanta cizaña que nos crece en medio de este trigo en promesa que somos, espera confiado el pan soñado que podemos llegar a ser en su corazón misericordioso.
No arranca las hierbas malas que dejamos nos broten, ni tampoco quiere que hagamos lo mismo.
Por eso los fervores en quitar de en medio lo que es ajeno, distinto o que creemos nocivo poco o nada tienen que ver con el Reino que, con todo y a pesar de todo, sigue creciendo silencioso y humilde.)
Paz y Bien
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