Para el día de hoy (11/07/12):
Evangelio según San Mateo 10, 1-7
(Jesús elige a personas que han convivido con Él, que han compartido su vida y no sólo su enseñanza. No ha elegido líderes notorios, profetas, reyes, dirigentes, o poderosos rutilantes de fama y exactitud doctrinal y piadosa.
Él se decide por gentes sencillas, gentes a las que conoce en su humildad y cotidianeidad, gentes a las que sabe limitadas y a menudo quebradizas, pero aún así las envía con una misión de sanación y liberación, anunciando la mejor de las noticias y convocando a los dispersos a un pueblo nuevo y siempre creciente.
Es decisivo que el Evangelista recuerde con detalle sus nombres: el Maestro no hace una convocatoria abstracta, y entre los nombres de los Doce también están los nuestros, a pesar de las negaciones de Pedro, de los fanatismos zelotas de otros, de la traición de Judas, de la violencia que burbujea en los zebedeos. En esos doce nombres nos podemos reconocer todos y cada uno de nosotros.
Los discípulos no tienen una tarea y un mandato diferente al de su Maestro. Más aún, cuando ellos van, es Él el que se hace presente.
Ellos son Él, y su envío es su destino, un destino de llevar felicidad y plenitud a todas partes, liberando a la gente de toda cautividad, aliviando toda dolencia, anunciando que Dios es Abbá y nos ama incondicionalmente, misión de compasión y misericordia, destino de los resucitados)
Paz y Bien
Él se decide por gentes sencillas, gentes a las que conoce en su humildad y cotidianeidad, gentes a las que sabe limitadas y a menudo quebradizas, pero aún así las envía con una misión de sanación y liberación, anunciando la mejor de las noticias y convocando a los dispersos a un pueblo nuevo y siempre creciente.
Es decisivo que el Evangelista recuerde con detalle sus nombres: el Maestro no hace una convocatoria abstracta, y entre los nombres de los Doce también están los nuestros, a pesar de las negaciones de Pedro, de los fanatismos zelotas de otros, de la traición de Judas, de la violencia que burbujea en los zebedeos. En esos doce nombres nos podemos reconocer todos y cada uno de nosotros.
Los discípulos no tienen una tarea y un mandato diferente al de su Maestro. Más aún, cuando ellos van, es Él el que se hace presente.
Ellos son Él, y su envío es su destino, un destino de llevar felicidad y plenitud a todas partes, liberando a la gente de toda cautividad, aliviando toda dolencia, anunciando que Dios es Abbá y nos ama incondicionalmente, misión de compasión y misericordia, destino de los resucitados)
Paz y Bien
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