Para el día de hoy (31/12/18):
Evangelio según San Juan 1, 1-18
Palabra, Alfa y Omega, principio y fin.
Luz en las tinieblas, palabra de amor que crea y re-crea. Palabra eterna, Verbo de Dios.
Palabra que traza humildes caminos a través de toda la historia humana, y cuyos ecos escuchamos en la lejanía cordial de Abraham, en los sueños de José, en los combates de Jacob, en los andares de Israel por el desierto bajo el cayado de Moisés.
Palabra que se anuncia por los profetas. Palabra que se clama en el Bautista. Palabra que se hace carne, tiempo, historia, un bebé en brazos de su Madre y habita entre nosotros.
Verbo que se hace tiempo para que recuperemos el habla, la capacidad de decirle cosas a Dios y al hermano, corazones que sepan escuchar y comprender.
Palabra que crea y re-crea.
En el desierto, el pueblo de Israel se afirmaba en la Tienda del Encuentro, encrucijada santa de Dios con su pueblo.
En Tierra Santa, el vórtice se encuentra en el Templo.
En estos tiempos y para siempre, el punto de encuentro definitivo es Cristo, Señor y hermano nuestro, hijo de María, hijo de Dios.
Que Cristo sea tu comienzo, tu transcurrir, tu destino. Que el Niño en pañales en brazos de su Madre -señal fundamental de la Gloria de Dios- signe tu camino y alumbre tus tinieblas.
Y que tengas un magnífico año en Dios.
Paz y Bien
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