Cristo, la vid verdadera










Para el día de hoy (03/05/18) 

Evangelio según San Juan 15, 1-8







La lectura de este día está signada por una palabra: permanecer. Sin adentrarnos en el su significado profundo, inmediatamente su sonoridad nos remite a persistencia, a constancia, a firmeza.

Quizás por ello el Maestro insista tantas veces en ello.

La imagen de la vid es muy cara a la memoria de Israel, que simbólicamente es la viña cuyo viñador es el mismo Dios. A veces y a través de su historia, la vid ha dado uvas nada dulces que no pueden ni acercarse a un mosto menor, y ahí es menester que el Viñador realice una poda.
Viña sin frutos tiene destino de leña, pasto de las llamas.

Cristo es la vid verdadera, y en unión constante con su persona recibimos la savia vital de la Gracia. Nos volvemos madera verde y floreciente, en la que asoman uvas santas del mejor de los vinos, el vino de la vida, la paz y la libertad.

Permanecer sin desmayos, férreamente aferrados a su corazón sagrado, con todo y a pesar de todo.
En estos tiempos que parecen una gran caverna de sombras fútiles y mentirosas, nos aferramos como tabla de salvación a Aquel que es el camino, la verdad y la vida. Aún cuanto no sea agradable ni correctamente acorde a los tiempos y al discurso. Aún cuando implique el ir contra corriente.

Permanecer significa que Cristo impulsa y nosotros fructificamos en servicio, en misericordia, en justicia y liberación, el vino del amor que es también la gloria de Dios.

Permanecer en Cristo, en su Palabra, nos pone en camino hacia la vida plena.

Paz y Bien

 



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