En camino hacia el hermano


Para el día de hoy (27/02/12):
Evangelio según San Mateo 25, 31-46

(Hemos sido en muchos aspectos mal educados, y con fruición también hemos aprendido mal, por lo general de acuerdo a nuestras conveniencias.
No es entonces ajena esa postura que define la salvación o la perdición en tiempos postreros, de manos de un dios decididamente celestial y alejado que pesará en su balanza méritos y deméritos como métrica de las almas que accederán a la luz eterna o a los fuegos permanentes.

Pero la Salvación acontece hoy, en nuestro presente y devenir diarios.
Es el tiempo santo, kairos, tiempo de Dios y el hombre, y Dios ya no se revela en un pueblo, en una religión, en una ideología.
Al Dios de Jesús de Nazareth se lo encuentra en el hambriento, en el sediento, en el que no tiene con qué vestirse, en el cautivo, en el enfermo, en el migrante que está de paso y no tiene hogar. Por ello mismo Jesús, el Cristo de Dios se llamará a sí mismo Hijo del Hombre, atado por siempre en bondad a esa humanidad por la que será capaz de vivir y por la que morirá sin vacilar para que todos vivan.

Por eso mismo el culto verdadero se expresa en el cuidado del otro, en el socorro eficaz -más no declamado-, en el milagro de la solidaridad y la generosidad.

Estos días son días de conversión, de converger hacia Dios. Es tiempo de peregrinación y desierto, aunque andaríamos errados y a los tumbos al suponer que todo se acota al cumplimiento puntual de piedad puntualizada en cánones impuestos.
Cuaresma debería ser sinónimo de ponernos en camino hacia el hermano, al prójimo/próximo que está a nuestro lado y que miramos sin ver, y en búsqueda de aquel que no está en nuestro derredor, pero que está en las cercanías del corazón sagrado de Dios.

Es tiempo de regreso)

Paz y Bien

2 comentarios:

María Jesús dijo...

Muy buena tu entrada.
Un abrazo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias por tu presencia y tus palabras, María Jesús.
Un abrazo grande
Paz y Bien
Ricardo

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