Para el día de hoy (01/02/12):
Evangelio según San Marcos 6, 1-6
(Jesús regresa a su patria chica, a su querencia, a la Nazareth galilea que lo vió nacer y crecer. Como todos los sábados, se dirige a la sinagoga y se pone a enseñar, esta vez allí entre sus paisanos, aquellos que creen conocerlo bien.
Todos los presentes se llenan de estupor, no pueden creer lo que escuchan. Lo conocen desde niño, conocen a los suyos y ese Jesús ya tiene un rótulo preestablecido, ha sido encasillado de determinada manera y sus paisanos no pueden hacer la Pascua que vá del asombro a la fé.
A esto, poco tiempo antes sus parientes se habían llegado hasta Cafarnaúm para llevárselo por la fuerza: sus palabras y acciones los ofendían, y lo creían fuera de sí; tal vez la actitud del resto del pueblo estuviera totalmente en una postura de rechazo hacia el Maestro, y esto es parte de nuestra cotidianeidad. Nosotros también encasillamos a a los más sencillos, descreídos de que puedan hablarnos con palabras de eternidad, nosotros también nos dejamos llevar por las habladurías de otros, las acciones y decires negativos de la Iglesia también provocan en muchos el rechazo a la Buena Noticia de Jesús de Nazareth.
Los nazarenos dan un paso más: no sólo rechazan cualquier novedad proveniente de Él, sino que lo insultan abiertamente: Él no puede hablar así, es el carpintero al que todos conocen, es el hijo de María -una mujer muy pequeña, una nada-, y nada se dice de José. Esto no es casual, es una manera velada de señalar que Jesús no tiene ascendencia paterna, que es un hijo natural, un bastardo sin raíces.
Allí, en su Nazareth no podrá realizar milagros, sanaciones, liberación de almas; los milagros son siempre actos de fé y bondad en donde no hay sujetos pasivos, es Dios que interviene en la historia, es el hombre que responde desde la confianza.
Allí en su Nazareth sólo será motivo de escándalo.
Sin embargo, Él no se resigna y persiste, y seguirá fiel hasta su Pasión y Resurrección y después también. Se asumirá impuro, se sentará a la mesa con los indeseables, soportará con paciencia la marginalidad y la exclusión a la que se lo somete impunemente.
La Buena Noticia comienza y se expande desde los márgenes, desde donde menos se la espera, desde aquellos que están rotulados con diversos estigmas que nadie se atreve a quitar, y todos los desmedros, rechazos y condenas han de ser la medida de la fidelidad amorosa de esta familia grande que conocemos por Iglesia)
Paz y Bien
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