Para el día de hoy (23/02/12):
Evangelio según San Lucas 9, 22-25
(A menudo solemos utilizar aquello de "cargar la cruz de cada día" con la sola intención de destacar los pequeños defectos y los dolores que nos sobrevienen a diario y con los cuales debemos convivir, es decir, se resalta la índole individual con cierto fatalismo que no está exento de la militancia en la lástima.
Pero seguir los pasos de Jesús de Nazareth es más, mucho más, siempre hay más que nuestros mezquinos y limitados cálculos.
Es claro que aún nos tienta y persiste en nuestros esquemas la teología de la gloria y el éxito en donde tiene poco o ningún espacio el Servidor Sufriente, el Hijo de Dios derrotado y humillado, sojuzgado hasta morir por los poderes religiosos y políticos, despreciado como lo más abyecto. La cruz era el cadalso para el peor de los criminales, y precisamente el Maestro está hoy, ahora mismo, reivindicando ese camino manso de sacrificio.
Es atreverse a ser considerado un marginal por un sistema en donde la justicia no tiene lugar, es aceptar perder la vida para que otro viva, es renegar mansamente de toda violencia, rebelarse contra toda imposición, desterrar todo ánimo sangriento.
Es ponerse la vida al hombro, a diario, a cada momento, con nuestras miserias y mezquindades y levantar la existencia que se ha caído del hermano que ya no puede levantarse.
De a dos se puede, entre todos el milagro acontece.)
Paz y Bien
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