Para el día de hoy (07/02/12):
Evangelio según San Marcos 7, 1-13
(El valor trascendente de la Tradición no es opinable: es aquello que se "trae" -tradere- de generación en generación por impulso del Espíritu, desde los apóstoles a nuestros días.
Podemos entrever en la Tradición la mano bondadosa del Dios de Jesús: la misma Palabra, los libros santos de la revelación, los Evangelios son la tradición primera, el testimonio de la acción liberadora de Dios susurrado por las tribus del desierto, el anuncio de la Buena Noticia hecho memoria y presencia por las primeras comunidades para todos nosotros.
Sin embargo, al igual que en los tiempos de la predicación del Maestro, demasiadas costumbres se han instalado -y hasta sacralizado- cuando en realidad han sido fruto de circunstancias históricas determinadas que se perpetuaron en el tiempo. A esa absolutización de situaciones y cuestiones que es su momento han sido importantes también se la suele denominar erróneamente tradición, y como en esa espiritualidad sinagogal -rígida de exclusiones, estigmas e impureza- es causa de separación, agobio y soledad.
Todo ello, claro está, tiene su traducción litúrgica. El culto acartonado, ferozmente puntilloso en exactitudes formales pero en donde el corazón y la compasión están ausentes.
Quizás hemos olvidado que el culto verdadero comienza en la compasión y el socorro hacia el necesitado, y la liturgia es expresión comunitaria y frutal de liberación y amor)
Paz y Bien
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