Para el día de hoy (30/04/20):
Evangelio según San Juan 6, 44-51
Dios es inexpresable, el Totalmente Otro. De Él nada podemos decir o explicar por más que nos esforcemos, y no se trata tanto de un Dios que se esconde como más bien de que frente a su inmensidad somos nada -tan mínimos- que somos mudos. Nuestras palabras vienen sobrando.
Sin embargo, este Dios inaccesible se llega a todas las mujeres y hombres de la historia. Contrariando cualquier postulado lógico, se despoja de su divinidad y se hace uno más entre esa marea humana de la historia.
Este Dios se vincula a cada mujer y a cada hombre a través de Jesús de Nazareth, un amoroso vínculo universal e irrestricto. No es un Dios al que se busque infructuosamente; por el contrario, es un Dios que sale al encuentro, que atrae, que persuade, que sirve, que nada impone.
Cada hombre y cada mujer puede encontrar ese susurro bondadoso, esa llamada paternal en las honduras de su corazón.
Como si no fuera suficiente, este Dios se ha hecho humano -el más humano de todos nosotros- ha nacido de mujer, ha sido cuidado por un carpintero judío -niño pobre de aldea ignota-, servidor de todos como un esclavo.
El Hijo es fiel imagen del Padre.
El Hijo ofrece la totalidad de su existencia para que todos vivan, para que nadie perezca, pan y vino de Salvación y eternidad.
Este Dios se hace pan para nuestra subsistencia y nuestra trascendencia definitivas.
Paz y Bien
Sin embargo, este Dios inaccesible se llega a todas las mujeres y hombres de la historia. Contrariando cualquier postulado lógico, se despoja de su divinidad y se hace uno más entre esa marea humana de la historia.
Este Dios se vincula a cada mujer y a cada hombre a través de Jesús de Nazareth, un amoroso vínculo universal e irrestricto. No es un Dios al que se busque infructuosamente; por el contrario, es un Dios que sale al encuentro, que atrae, que persuade, que sirve, que nada impone.
Cada hombre y cada mujer puede encontrar ese susurro bondadoso, esa llamada paternal en las honduras de su corazón.
Como si no fuera suficiente, este Dios se ha hecho humano -el más humano de todos nosotros- ha nacido de mujer, ha sido cuidado por un carpintero judío -niño pobre de aldea ignota-, servidor de todos como un esclavo.
El Hijo es fiel imagen del Padre.
El Hijo ofrece la totalidad de su existencia para que todos vivan, para que nadie perezca, pan y vino de Salvación y eternidad.
Este Dios se hace pan para nuestra subsistencia y nuestra trascendencia definitivas.
Paz y Bien
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