El Sagrado Corazón de Jesús
Para el día de hoy (28/06/19):
Evangelio según San Lucas 15, 3-7
La palabra corazón se utiliza con varios fines, referencias significativas, desde lo específicamente anatómico hasta -lo más usual- lo referido a las cuestiones sensibles, hasta quizás sentimentales. Podemos encontrar así alusiones a la música o películas del corazón, o también la vertiente moral de los hombres de gran corazón, o en su defecto los que no lo poseen.
Sin embargo, bíblicamente -como muy bien lo explica Karl Rahner- corazón es el centro que es origen y núcleo de la persona humana. Cuando decimos corazón, expresamos la naturaleza misma del hombre, cómo nace, cómo crece y se despliega y cómo se entrega en todas sus facetas, espiritual, corporal, psicológica.
Corazón, entonces, es la raíz primordial que explica a toda la persona.
Así entonces cobra mayor relevancia la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, por el que sentimos un entrañable afecto; es el símbolo que expresa a toda la persona del Señor, y por ello, al amor de Dios entre nosotros.
Por ello, sabiamente la Iglesia nos guía la mirada a través de la liturgia: el Evangelio del día -la parábola de la oveja perdida- nos hace despertar al amor de Dios, amor de un Padre que nunca descansa, que se desvive por sus hijas e hijos, por su bien y felicidad, por todos nosotros.
En verdad, somos muy pequeños pero además la multiplicidad de nuestras faltas nos conduciría, con toda razón, a una razonable perdición. Pero la justicia de Dios en Cristo es la misericordia, la tenacidad de ese amor que jamás nos abandona, que tan mala memoria parece tener, que quiere reverdecer nuestro presente y soñar juntos otro futuro.
Sagrado Corazón de Jesús es descubrirnos irremisiblemente perdidos, ansiosamente buscados sin desmayos y felizmente encontrados por Aquél de cuyo corazón herido por los violentos brotan ríos de agua viva.
Paz y Bien
Sin embargo, bíblicamente -como muy bien lo explica Karl Rahner- corazón es el centro que es origen y núcleo de la persona humana. Cuando decimos corazón, expresamos la naturaleza misma del hombre, cómo nace, cómo crece y se despliega y cómo se entrega en todas sus facetas, espiritual, corporal, psicológica.
Corazón, entonces, es la raíz primordial que explica a toda la persona.
Así entonces cobra mayor relevancia la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, por el que sentimos un entrañable afecto; es el símbolo que expresa a toda la persona del Señor, y por ello, al amor de Dios entre nosotros.
Por ello, sabiamente la Iglesia nos guía la mirada a través de la liturgia: el Evangelio del día -la parábola de la oveja perdida- nos hace despertar al amor de Dios, amor de un Padre que nunca descansa, que se desvive por sus hijas e hijos, por su bien y felicidad, por todos nosotros.
En verdad, somos muy pequeños pero además la multiplicidad de nuestras faltas nos conduciría, con toda razón, a una razonable perdición. Pero la justicia de Dios en Cristo es la misericordia, la tenacidad de ese amor que jamás nos abandona, que tan mala memoria parece tener, que quiere reverdecer nuestro presente y soñar juntos otro futuro.
Sagrado Corazón de Jesús es descubrirnos irremisiblemente perdidos, ansiosamente buscados sin desmayos y felizmente encontrados por Aquél de cuyo corazón herido por los violentos brotan ríos de agua viva.
Paz y Bien
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