San José Obrero, las santas manos del trabajador














San José Obrero

Para el día de hoy (01/05/19):  

Evangelio según San Juan 3, 16-21








Hoy la Iglesia que también es la familia grande del carpintero nazareno, nos propone reflexionar acerca de su vida, su existencia generosa, la ofrenda de su ser a través de la santidad del trabajo.

Los Evangelios no nos traen ninguna palabra pronunciada por José de Nazareth, pero su silencio es más que elocuente. Su silencio es estridente, manso grito de justicia, alegre despertar de todos los letargos del mundo. Es un silencio decidor de cosas que vale la pena escuchar, de cosas que es necesario escuchar.

Que es noble el esfuerzo por lograr el sustento, y que la dádiva limosnera de los poderosos es una afrenta ignominiosa.

Que el trabajo es mucho más que la obtención del salario, que es un derecho que no debe avasallarse ni coartarse por ciertas variables de costos y beneficios, miseria razonada esgrimida por ciertos cultores de libertades falsas, libertad para unos pocos, pobreza para muchos.

Que las manos callosas de las mujeres y los hombres honrados brindan las mejores caricias, y en cada gesto dispensan humildemente bendiciones a su paso. Y celebran y engalanan la existencia. Jamás se rinden ante la corrupción.

José de Nazareth nos afirma cada día que aunque se escuche atronadora la llamada a degüello, no hay que resignarse. Contra toda señal de abismos infranqueables, hay que seguir aferrándose a la vida tenazmente, con fervor enamorado. Y jamás, jamás, hay que dejar de soñar.

Nombrando a Dios cada día, a un Dios tan cercano como un Hijo que se ama hasta los huesos, ternura sin desmayos, esperanza que se talla con paciencia. Porque Dios te reconoce desde siempre en tu taller nazareno, y lo encontramos atentamente enfrascado en los mismos trajines cotidianos en los que se decide nuestra existencia.

Y cuando llegue el tiempo de partir, irnos felices y plenos de haber cumplido con la misión que se nos ha encomendado, sin estridencias ni esperando reconocimientos, felices en la justicia que es ajustar el alma al corazón sagrado de Dios.

San José Obrero, patrono de los trabajadores, grato custodio de nuestra fé y nuestros esfuerzos, ruega por nosotros.

Paz y Bien  

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