La identidad plena de Cristo con el discípulo














Para el día de hoy (16/05/19):  

Evangelio según San Juan 13, 16-20









Ya habían pasado varios centenares de años, pero su memoria seguía viva. A todas esas tribus de esclavos libertos que se iban acrisolando como pueblo en los calores del desierto, el Dios desconocido se revela, a través de Moisés, como un Dios que es y está, Dios Yo Soy que es un mensaje de envío hacia tierras soñadas, Dios de liberación, Dios de esperanza.

Del mismo modo, ese Cristo servidor se revela a los suyos, y en ese Yo Soy que se comprende únicamente en su plenitud a través de la fé, revela su plena identidad con el Dios de Moisés, Dios de Abraham, Dios de Jacob, Dios de Israel, Dios del universo. Jesús es Dios y Dios es Jesús.

Pero como recién se señalaba, es una cuestión de fé. No resulta nada fácil para esos hombres reconocer como su Salvador y su Dios a un Maestro que descubren como servidor y esclavo que nada reserva de sí mismo en la entrega generosa e incondicional de su vida a los demás. Ellos esperan a un Salvador glorioso, revestido de poder absoluto, y nó a es humilde servidor que les lava los pies, en plena comida de despedida, pues se está despidiendo. Las sombras de la muerte, el espanto de la Pasión están sólo a un paso.

Sin embargo, esa identidad absoluta entre el Padre y el Hijo se revela en plenitud en el Cristo servidor de sus amigos y hermanos.

La plenitud, la felicidad, se enraiza en el amor. Y amor es salir de sí mismo, sin guardarse nada, yendo al encuentro servicial de los demás. Descubrir y reconocer al prójimo desde la caridad. Y así, ramas frutales del mismo árbol de la vida, como hijas e hijos del Padre común, edificar un destino de libertad y una historia plena desde el servicio y la donación de la existencia.

Así entonces Pascua -el paso salvador de Dios por nuestro tiempo, paso de liberación- comienza por permitir que ese Cristo nos lave los pies. Para andar con nueva pisada, con pasos renovados hacia tiempos mejores. Nosotros hemos de andar: de todo lo demás, Él se encarga.

Paz y Bien

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