Para el día de hoy (08/02/13):
Evangelio según San Marcos 6, 14-29
(La identidad de Jesús de Nazareth provocaba todo tipo de inquietudes para los poderosos y para los humildes.
Él era un artesano de aldea pequeña -casi un campesino- sin raigambre real visible, sin pergaminos de formación que exhibir, y que sin embargo concita la atracción del pueblo porque enseña con una autoridad extraña, evidente y muy distinta de la de los escribas, porque habla de un Dios Abbá cercano que a todos ama, porque no vacila en acercarse a los enfermos y despreciados.
Estos sucesos de índole popular inquietan a los poderosos, los asustan y preocupan, temen que sus poderes, prebendas, privilegios y dominios se vean socavados y perdidos.
El ejemplo sucede en un banquete de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea y Perea -festejo de su cumpleaños- en donde se reúnen la nobleza rural y los personajes importantes de Galilea, todos comprometidos como él en mantener la sumisión a Roma y su status privilegiado.
Son mesas en donde abundan los manjares, en donde refulge la pompa y el boato pero en donde también sólo acceden unos pocos, los que oprimen a tantos, los que sólo temen perder bienes e influencias. Allí desborda todo excepto la bondad en los corazones, con ausencia deliberada.
En esas mesas, bajo promesas torpes y apariencias honorables se decide la vida y la muerte de los justos.
En esas mesas corruptas, entre plato y plato morirá como un criminal Juan el Bautista, el más íntegro de los hombres y quizás, precisamente por ello mismo.
Las mesas de Jesús de Nazareth son bien distintas.
En esas mesas se celebra la vida, la fraternidad, la alegría por el otro, y en donde a nadie se rechaza, todos tienen lugar, mesas de liberación y cordialidad:)
Paz y Bien
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