Para el día de hoy (10/02/13):
Evangelio según San Lucas 5, 1-11
(Ellos eran hombres expertos en su oficio. Sabían que al filo de la madrugada el trabajo redituaba, y podían volver a la costa con una buena cantidad de pescado. Sin embargo, esa noche todos sus esfuerzos resultaron vanos, nada habían podido sacar en sus redes.
Ese Jesús que había alimentado a las multitudes, saciando el hambre de sus corazones estaba allí con ellos; si no fuera porque lo querían y respetaban -aún sin comprenderlo- se hubieran reído de Él. Un artesano galileo les dice que se larguen de nuevo al mar, que vuelvan a echar las redes pero de día.
Pero hay algo en su voz que no se puede explicar, pero que les hace nacer cosas nuevas. Entonces acontece el primer milagro: Simón argumenta que la propuesta es irrazonable, pero confía en lo que el Maestro le dice, se aferra a su Palabra.
Si Él lo dice, el pescador lo hará.
Es el milagro primero, porque la fé es un don, es misterio y es también milagro, urdimbre santa entre Dios y el hombre.
Contra todo pronóstico, las redes se llenan, las dos barcas se inclinan por el peso de los peces.
Aún así, no se hunden ni las redes se rompen.
La pesca es milagrosa porque el pescador ha confiado en la Palabra del Maestro, y la Gracia ha hecho todo lo demás, la Gracia que todo lo transforma y sostiene al universo.
Esos pescadores expertos serán ahora invitados a ser pescadores de hombres.
El mundo es un mar sombrío en donde millares de pequeños peces está a la deriva, y este oficio santo se trata de mantener a esos pequeños peces con vida, rescatándolos de las mareas de exclusión y del olvido.
Es menester que volvamos a fiarnos de su Palabra)
Paz y Bien
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