Para el día de hoy (02/08/12):
Evangelio según San Mateo 13, 47-53
(Los primeros compañeros de Jesús eran pescadores galileos. Seguramente, a ellos estas enseñanzas le calaban más hondo que a muchos de nosotros, pero también no podían dejar de asombrarse.
Es que en esas redes del Reino que Jesús de Nazareth propone entramos todos, sin excepciones y sin distinguir entre buenos y malos, justos e injustos, santos y pecadores.
La red del Reino tiene la preponderancia del aquí y ahora, y recoge todo tipo de peces; la clave es que no es la pesca de anzuelo en donde se quiere quitar a los peces de su hábitat natural, sino principalmente y ante todo de mantener a los peces con vida.
No son redes de captura, son redes de vida.
En este destino de pescadores que tenemos, en esta barca a menudo frágil que llamamos Iglesia, no podemos ni debemos acelerar los tiempos. Eso no nos corresponde.
Nuestra misión -estas redes que laten- es una misión humildemente escandalosa. Se trata de que en las amplias redes de la Gracia entren todos, que nadie quede a la deriva, que nadie sea expulsado por el motivo que fuere.
Porque el final es de Dios.
A nosotros nos toca beber el agua viva de esta convocatoria tan asombrosa y magnífica, tan plena de esperanza, confianza y tolerancia, redes tejidas por el amor de ese Dios que no cesará jamás de salirnos al encuentro)
Paz y Bien
Es que en esas redes del Reino que Jesús de Nazareth propone entramos todos, sin excepciones y sin distinguir entre buenos y malos, justos e injustos, santos y pecadores.
La red del Reino tiene la preponderancia del aquí y ahora, y recoge todo tipo de peces; la clave es que no es la pesca de anzuelo en donde se quiere quitar a los peces de su hábitat natural, sino principalmente y ante todo de mantener a los peces con vida.
No son redes de captura, son redes de vida.
En este destino de pescadores que tenemos, en esta barca a menudo frágil que llamamos Iglesia, no podemos ni debemos acelerar los tiempos. Eso no nos corresponde.
Nuestra misión -estas redes que laten- es una misión humildemente escandalosa. Se trata de que en las amplias redes de la Gracia entren todos, que nadie quede a la deriva, que nadie sea expulsado por el motivo que fuere.
Porque el final es de Dios.
A nosotros nos toca beber el agua viva de esta convocatoria tan asombrosa y magnífica, tan plena de esperanza, confianza y tolerancia, redes tejidas por el amor de ese Dios que no cesará jamás de salirnos al encuentro)
Paz y Bien
0 comentarios:
Publicar un comentario