María, Madre de la Iglesia
Para el día de hoy (28/05/12):
Evangelio según San Juan 19, 25-27
(María presencia.
Muchachita judía de aldea ignota y polvorienta, que decide con su Sí! el hecho que cambia la historia de la humanidad, la encarnación del Dios del Universo en su pequeñez, Dios que se hace uno de nosotros desde una fé y una confianza que le crece desde su corazón inmenso, más allá de cualquier duda o aserto de la razón.
Mujer que a veces no comprende a ese Hijo increíble, pero que no rechaza ni reniega, guarda y atesora en las honduras de su alma los asombros que Dios le vá regalando.
Madre atenta a las necesidades de los demás, al vino que no alcanza, a la vida que se apaga, encendiéndonos de nuevo con -Hagan lo que Él les diga-.
Madre por el Hijo nacido de su seno, Madre por guardar y germinar la Palabra, Madre y hermana, discípula y compañera.
Madre firme y fiel aún ante el dolor indescriptible del Hijo que se le muere en esa cruz de dolor y espanto, Mujer sin casa que encuentra su hogar allí en donde viven los hermanos de su hijo.
Madre de la Iglesia por presencia, por compañera de camino, por vida orante, por ese Espíritu que la hizo Immá de Jesús y de los creyentes que saben que no están solos en sus penas y alegrías, el mismo Espíritu que genera vida, esperanza y alegría, Madre de aquellos que se reunen en nombre de su Hijo en la mesa increíble de la Gracia, Matria de nuestros corazones a la deriva, rostro materno de ese Dios que nos quiere como un Padre y nos cuida como una Madre en este pueblo creciente que es ante todo familia y que llamamos Iglesia.
Porque en donde está la Madre, allí -sin lugar a dudas- hemos de encontrar al Hijo)
Paz y Bien
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