Para el día de hoy (09/05/12):
Evangelio según San Juan 15, 1-8
(Lo había enseñado desde el comienzo; en aquella boda en Caná de Galilea, cuando la fiesta se dormía y apagaba -como se nos apaga a menudo la vida-, ese agua oculta en tinajas se convirtió en el vino del brindis nuevo, de la alegría, signo de ese sueño infinito del Dios Abbá de Jesús de Nazareth que quiere una celebración perpetua en vida plena para todas sus hijas e hijos.
Y la Madre de Jesús no es ajena a ello, es la que avisa para que no nos detengamos, no nos resignemos, la que le cuenta al Hijo nuestras penas, la que nos dice a diario que es imprescindible y vital hacer lo que Él nos diga.
Pero la Buena Noticia tiene el color de lo que no tiene fin, del desalojo del no se puede, del ir a más porque siempre hay más.
Tenemos una invitación permanente a hacernos vino para los hermanos; a menudo suplicamos que Dios nos bendiga -y está muy bien-, pero el Maestro nos impulsa a hacernos nosotros mismos bendición para el otro.
Es un destino de vino bueno y santo.
Y ese vino procede de las uvas mejores, las mismas que en racimo se ofrendan desde los sarmientos podados con justicia, desde la inmensidad y el amor de la Palabra.
Entonces sí habrá tinajas enormes llenas de ese vino bueno que podemos llegar a ser, porque nos recorre la savia de la eternidad, porque estamos indisolublemente unidos a Aquél que es vid y que es verdad.
Nada hemos de temer, porque nos cuida el mejor de los Viñadores)
Paz y Bien
(Lo había enseñado desde el comienzo; en aquella boda en Caná de Galilea, cuando la fiesta se dormía y apagaba -como se nos apaga a menudo la vida-, ese agua oculta en tinajas se convirtió en el vino del brindis nuevo, de la alegría, signo de ese sueño infinito del Dios Abbá de Jesús de Nazareth que quiere una celebración perpetua en vida plena para todas sus hijas e hijos.
Y la Madre de Jesús no es ajena a ello, es la que avisa para que no nos detengamos, no nos resignemos, la que le cuenta al Hijo nuestras penas, la que nos dice a diario que es imprescindible y vital hacer lo que Él nos diga.
Pero la Buena Noticia tiene el color de lo que no tiene fin, del desalojo del no se puede, del ir a más porque siempre hay más.
Tenemos una invitación permanente a hacernos vino para los hermanos; a menudo suplicamos que Dios nos bendiga -y está muy bien-, pero el Maestro nos impulsa a hacernos nosotros mismos bendición para el otro.
Es un destino de vino bueno y santo.
Y ese vino procede de las uvas mejores, las mismas que en racimo se ofrendan desde los sarmientos podados con justicia, desde la inmensidad y el amor de la Palabra.
Entonces sí habrá tinajas enormes llenas de ese vino bueno que podemos llegar a ser, porque nos recorre la savia de la eternidad, porque estamos indisolublemente unidos a Aquél que es vid y que es verdad.
Nada hemos de temer, porque nos cuida el mejor de los Viñadores)
Paz y Bien
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