Para el día de hoy (08/06/20):
Evangelio según San Mateo 5, 1-12
Quizás la esencia de la Revelación es ¡Abbá!, es decir, que Dios es Padre que nos ama sin condiciones y por eso mismo, sin importarle nuestros méritos.
El Maestro constantemente nos está enseñando esto, y para eso nos dice que Dios es el sembrador, el campesino, el viñador, la gallina y sus pollitos...
Nos ha regalado que Dios es Padre...y Dios también es Madre!
Y nos quiere, nos ama no porque seamos buenos, sino porque Él es Amor.
Por eso, los santos no son tales por los méritos adquiridos a través de una vida ejemplar, sino más bien porque han descubierto ese amor de Dios en ellos, lo han reconocido con un corazón humilde, agradecido y generoso, y desde sus limitaciones e imperfecciones han orientado toda su existencia a ello.
Jesús no sólo nos revela a Abbá Padre y Madre suyo y nuestro... Sabedor de nuestras torpezas, nos regala un extraño sendero de felicidad, que vá en sentido opuesto a lo que nos recalca el mundo, a contramano de la historia.
Nos dice que hoy mismo podemos ser felices si tenemos alma de pobres, si nos identificamos con los pobres, si desechamos la violencia de nuestras vidas, si ponemos nuestro corazón en la miseria de los demás, si practicamos la justicia de Dios, si construímos la paz, si somos capaces de llorar nuestras lágrimas y las de otros...
Y todo esto se magnifica hasta límites insospechados cuando se nos persiga, insulte y maltrate por vivir estas cosas de Él, con Él y por Él.
Alabado sea Dios que nos ha hecho portadores de tesoros en estas vasijas de barro que somos.
Alabado sea Dios que nos pone en el camino a quienes viven la plenitud del amor de Dios y que a través de su existencia terrena nos han marcado que su felicidad y su alegría son posibles, que no es utópico que su Reino sea aquí y ahora.
Paz y Bien
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