La Cruz que levantamos como señal de auxilio, bandera y horizonte














La Exaltación de la Santa Cruz

Para el día de hoy (14/09/18):  

 
Evangelio según San Juan 3, 13-17







Hoy celebramos la Exaltación de la Santa Cruz. Es, cuanto menos, una celebración extraña y contradictoria, porque la cruz fué, es y será motivo de escándalo.
Porque inmersos en mares oscilantes de materialismo y hedonismo, y también en yertos campos citadinos plagados de miseria y sufrimiento, pareciera que se ensalzara el dolor y el sufrimiento.

Algunos sienten una natural repulsión; los romanos no se andaban con vueltas a la hora del verdugo y de la ejecución de los que ellos consideraban criminales, terrible show cruel y sangriento. Otros sólo utilizarán un símbolo, los dos maderos cruzados que no tienen mayor sentido si no está el Crucificado. Otros se aferrarán al espanto y a la sangre vertida. Otras almas muy mezquinas quieren confundir a los pequeños con sesudos argumentos que pretenden indicar que el Maestro no ha muerto en esa cruz sino mediante otro método, otro tiempo, otro sentido.

Nosotros, desde el silencio, enarbolamos la Santa Cruz de Jesús de Nazareth porque es la señal certera del amor mayor, de la ternura de un Dios pobre absoluto, que de todo se despoja -eternidad, hijo, existencia- para que todos vivan, para que nadie más sea ejecutado, para que no haya más crucificados en ningún tiempo histórico.

Esos maderos no se cruzan de manera casual: uno de ellos apunta hacia ese cielo que le dá sentido y trascendencia. El otro, hacia los lados, se dirige al prójimo reconociendo y abrazando hermanos.
Allí en donde parece que todo finaliza de la peor manera, allí merced a ese amor entrañable, todo dá comienzo, un comienzo definitivo de Resurrección.

¿Dónde está ese Dios al que solemos reclamar cuando nos sumergimos en marejadas de dolor, de tristeza e injusticia?
Ese Cristo vuelve a estar allí, crucificado, para que recuperemos la vida, existencia ofrecida para que ninguno se pierda.

Esa es la cruz que enarbolamos como señal de auxilio, como bandera, como horizonte.

Paz y Bien

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