La rebelión al qué dirán



Para el día de hoy (19/11/13):  
Evangelio según San Lucas 19, 1-10



(Ese hombre colgado de las ramas del sicomoro para tratar de entrever al Cristo que pasa por en medio de la multitud era jefe de publicanos, es decir, jefe de los recaudadores de impuestos.
El odio profesado por sus paisanos hacia él era muy enconado, pues estos hombres recaudaban tributos para el ocupante imperial romano y se valían de prácticas extorsivas y corruptas en sus funciones que les devengaban ingentes fortunas.

Este Zaqueo es de baja estatura, y es dable suponer que no se trata solamente de una cuestión física, sino más bien de una cortedad ética y moral. Sin embargo, rico y poderoso, está inquieto. Lo que tiene no lo satisface, y por ello hace cosas inverosímiles como retreparse a ese árbol, en busca de ese galileo famoso del que tanto se comenta.

Tengamos en cuenta que los publicanos, aún siendo judíos, sólo tenían vida social con sus pares: su misma actividad los volvía impuros absolutos para la Ley de Moisés. Y para sus compatriotas, tenían el mismo valor moral que las prostitutas. Con semejante estigma -quizás, razonablemente adquirido a costa del sufrimiento ajeno-nadie en su sano juicio se acercaría a ellos, sujetos irredimibles.

Para el Maestro, nada de esto cuenta. Y mucho menos, las murmuraciones de los demás. Él es un rebelde total del qué dirán, nada ni nadie impedirá su fidelidad al proyecto de su Padre. Y este llamado al que estaba perdido, esas ganas imperiosas de estar en su casa, es el deseo de Dios de habitar los corazones de todas sus hijas e hijos. Por eso la delicadeza de Jesús al invitarlo a bajar del sicomoro, es mensaje para esa abigarrada multitud en la que estamos todos nosotros también.

Porque nos vamos cerrando, impidiendo a tantos Zaqueos acceder a la Buena Noticia, un Cristo caminante que los busca y los espera sin descanso, en el hoy de la Salvación, aquí y ahora)

Paz y Bien

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