Para el día de hoy (20/11/13):
Evangelio según San Lucas 19, 11-28
(La parábola que nos brinda el Evangelio para el día de hoy proviene de un género alegórico el cual, sin darle una adecuada trascendencia, nos limita a una linealidad torpe y contraria a las enseñanzas de Jesús de Nazareth.
Siguiendo esas razones, nos estancaríamos en una espiritualidad que justifique teológicamente desigualdades, desigualdades que por tanto está muy bien que las prorroguemos y prolonguemos entre nosotros, que es deseable la especulación financiera antes que el trabajo, y que Dios es un puntual castigador, cruel y vengativo.
Más en realidad todo debe leerse en clave de la Pasión que Jesús está a punto de vivir, cruz, muerte y Resurrección, clave de todo destino.
Así no se trata de indagar tanto acerca de los bienes recibidos ni tampoco de un juicio final que todos esperamos -rendición de cuentas mediante- sino de qué hacemos, como discípulos y hermanos de ese Cristo, con este don valioso que se nos ha dado, la vida misma.
Por el misterio de la Encarnación, estamos estrechamente unidos a ese Dios que se ha hecho uno de nosotros, y con Él nos volvemos partícipes de la creación. Por ello es menester tomar riesgos, florecer la existencia, no esconder los talentos, no enterrarse por temor, sino hacer que lo que se nos ha dado -y no nos pertenece- podamos devolverlo, orgullosos y felices, al tiempo de la cosecha al Viñador que nunca nos abandona)
Paz y Bien
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