Para el día de hoy (17/11/13):
Evangelio según San Lucas 21, 5-19
(Hay muchos que aprovechan las profecías para meter miedo, para ensombrecer horizontes, para poder atenazar corazones. A menudo es una cuestión de dominio, de sometimiento, pues el miedo así planteado paraliza y por lo tanto es factor poderoso.
Tampoco es menester arribar al otro extremo de la indolencia pueril. Eso es negarse a leer los giros de la historia, las señales.
El problema comienza cuando los signos de los tiempos, que son señales, medios, se tornan en interpretación espúrea de fines en sí mismos. Porque las calamidades que han sucedido, las que abundan y las que vendrán son consecuencia directa del mal obrar humano.
Siempre se cosecha lo que se siembra.
Por ello esos estertores tan terribles son signos de un mundo inhumano que llega a su fin determinado desde su mismo comienzo malsano.
Todo se resuelve en la fidelidad, por eso nuestros orígenes espirituales tienen memoria primera de cruz, de amor hasta el final a pesar del horror, de permanecer fieles a pesar de los espantos.
Inevitablemente, vivir en plenitud el Evangelio implica peligros muy ciertos, pues todo eso es muy mala noticia para los poderosos de este mundo. Inclusive, para aquellos que se encaraman en las cumbres de los poderes religiosos. Nada duele tanto como el golpe propinado por aquellos que uno considera propios.
Fé y fidelidad tienen la misma raíz etimológica y espiritual. Porque el Dios de Jesús de Nazareth, con todo y a pesar de todo, sigue creyendo y confiando asombrosamente en nosotros.
Nunca estaremos solos. En Dios está nuestra suerte, nuestro destino.)
Paz y Bien
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