Para el día de hoy (26/10/09):
Evangelio según San Lucas 13, 10-17
(Enumerar las cargas que doblegan las espaldas y provocan que tantas mujeres y hombres vivan postrados, con la vista fija en el suelo, es una tarea ímproba.
Sin embargo, por entre el vocerío inútil y la bulla mundana, se alzan voces que en nombre del Maestro y por Él, ven a los encorvados, los llaman por su nombre y los hacen poner de pié, liberándolos de todo yugo y haciendo que recuperen íntegramente su dignidad como hijas e hijos de Dios.
Cuando esto sucede, es Cristo que pasa y es el Reino que se hace presente.
La liberación implica salud y alegría.
Aún así, parece que hubiera condiciones, códigos y normas que pretenden establecer el cómo y el cuándo, declarando con ojos inyectados de odio ¡anatema! a quien se atreva a quebrar el desorden establecido.
Sí, el desorden establecido: porque la liberación -la restitución de la dignidad, la ruptura de toda cadena, el poder vivir en plenitud la identidad de hijos de Dios- no admite demoras ni plazos ni condiciones.
Todo lo que obste es causa de un peso mayor en las espaldas de quien sufre.
El Maestro confundía y dejaba azoradas a muchas almas mezquinas que propiciaban este desorden... Aún así, cuando una persona recuperaba su identidad -hija de Abraham en la Palabra de hoy- era causa de alegría para muchos.
Que el Espíritu del Resucitado nos libere de toda carga de miseria y de todo lastre que nos impida acudir en auxilio de los hermanos doblegados.
Amén)
Paz y Bien
Sin demoras
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