Para el día de hoy (19/10/09):
Evangelio según San Lucas 12, 13-21
(La imagen es elocuente: el resaltado "in greed we trust" -en la codicia confiamos- es la verdadera cara del "in God we trust" -en Dios confiamos-, que se multiplica como ícono reverencial e idolátrico en este mundo en el que vivimos.
Jesús, en esta parábola del rico insensato, nos enseña y nos previene contra esta peligrosísima actitud, enfermedad cuasi terminal para el alma y que impide que nazca el hombre nuevo para el Reino de Dios.
Del mismo modo que en el Evangelio del día de ayer, hoy se trata ante todo de personas, de seres con nombre, apellido y rostro... No es cuestión de teorizar sobre sistemas, analizar economías, definir ideologías, abstraerse sobre política: antes que todo eso -que debemos reconocer como importante- hay personas que rinden culto a la avaricia y que hacen de la codicia su camino.
La insensatez del rico de la parábola es asegurar su vida mediante la acumulación de cosas, de bienes materiales; pretende, mediante la abundancia de bienes, tener garantizada una "buena vida", alegre, pacífica, plena.
Se cree astuto, y por eso planifica lo que firmemente cree como dogma de fé, amontonando muchas cosas, rindiéndole culto al dinero...Pero en realidad vá camino a la ruina verdadera, a la pérdida de su alma.
Cuando se construyen depósitos en el corazón para amontonar cosas que no nos pertenecen, se echa fuera la semilla del Reino de Dios y se impide que germine, crezca y dé frutos... Lo que verdaderamente nos pertenece es lo que damos gratuitamente, sin condiciones, por el bien del otro antes que el propio, con los pies firmemente afirmados en la solidaridad y continuando la obra del Maestro, haciendo presente aquí ahora el Reino, que ante todo es la donación por amor de la propia vida y el servicio.
Es un buen momento para meditar -junto al santo hermano de Asís, que tanto sabía de estas cuestiones- cuales cosas son en verdad de nuestra propiedad, que valor le damos a las cosas y si los bienes son para el uso y disfrute de todos o de algunos pocos...
-Pensar que saturamos nuestros oídos y mentes con sesudas y extenuantes soluciones a esta crisis que tan cruelmente golpea, y que no es otra cosa que el fruto maldito de la codicia-
Abbá Padre de Jesús y Padre nuestro quiere el bien y la plenitud hoy y siempre de todas sus hijas e hijos, comenzando en esta vida que es peregrinar hasta la morada definitiva con Él y por Él)
Paz y Bien
La insensatez de la avaricia
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