Mudanza


Para el día de hoy:
Evangelio según San Lucas, 6, 36-38

(La Cuaresma es tiempo fuerte para la conversión.
¿Y qué es la conversión?
Juguemos un poco con las palabras... Si tomamos "convertir" separándole una parte nos queda vertir. Podría ser, por ejemplo, vertir de un envase a otro.
Jesús nos enseña en el milagro de Caná que no se vierte vino nuevo en odres viejos. Y así sucede con nosotros también.
Convertirse significa volcar el vino del alma en un envase nuevo, que no corrompa ni avinagre nuestro vino.
La conversión es la mudanza de la casa vieja -que puede ser o nó un palacio- en donde estamos cómodamente instalados... e irse a vivir al pesebre de Belén.
La pregunta obligada: ¿es muy cara la mudanza?
¡Por supuesto!
Nos cuesta la vida...y lo vale
-Probablemente nos lleve todo nuestro tiempo, pero debe comenzarse hoy mismo.-
En estos tiempos amargos en que en apariencia señorea el dinero y todo se mide en función de pagos y costos, mundanamente nos preguntaríamos cómo vamos a hacer para pagarlo.

Tenemos al mejor de los fiadores...

¡Sean misericordiosos como el Padre!
¡No juzguen!
¡No condenen!
¡Perdonen!
¡Den, den sin medida, dense ustedes mismos!

Jesús nos dice el cómo y el para qué y que el Padre está con nosotros.

Y un detalle: mudarse de la casa vieja y, por fin, tener una nueva que verdaderamente sea hogar y no sólo techo, es para siempre. Viene con garantía exclusiva de vida para siempre.

Que María de Guadalupe ruegue con nosotros y por nosotros para que el Padre Bueno vuelque en nuestro regazo infinidad de Gracias en la medida de nuestra caridad, del mismo modo que se volcaron para siempre la flores de la Vida en el ayate de San Juan Diego.
Amén.)

Paz y Bien

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