Estoy pelando la leña
para encontrarle el alma al palo...
y así dibujar mi rostro
en el interior de este palo.
Por eso huyo de la ciudad
donde es difícil encontrarle
el alma a este palo.
Aquí en la quebrada
y en el silencio de los cerros,
cuidado por los cardones,
los pájaros y el diálogo del arroyo
descubro que es fácil
tallar mi rostro
en el alma de este algarrobo
y escuchar en él
la voz del silencio de los cerros.
Para cantarle a mis hermanos,
negros o blancos,
pobre, rico, marginado,
que cada palo de algarrobo
se aprende a amar
cantando, llorando,
tallando, silbando,
sirviendo
sin mirar qué leña tiene el palo.
R.P. Enrique Angelelli
Obispo y Mártir
para encontrarle el alma al palo...
y así dibujar mi rostro
en el interior de este palo.
Por eso huyo de la ciudad
donde es difícil encontrarle
el alma a este palo.
Aquí en la quebrada
y en el silencio de los cerros,
cuidado por los cardones,
los pájaros y el diálogo del arroyo
descubro que es fácil
tallar mi rostro
en el alma de este algarrobo
y escuchar en él
la voz del silencio de los cerros.
Para cantarle a mis hermanos,
negros o blancos,
pobre, rico, marginado,
que cada palo de algarrobo
se aprende a amar
cantando, llorando,
tallando, silbando,
sirviendo
sin mirar qué leña tiene el palo.
R.P. Enrique Angelelli
Obispo y Mártir
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