(Esta prosa poética es del enorme poeta mexicano Jaime Sabines. Sé que puede de algún modo molestar por su modo a algún lector; por eso y de antemano, mis sinceras disculpas. La publico porque me parece bellísimo no sólo como poema sino impresionante como testimonio de un hombre en la búsqueda. Paz y Bien. Ricardo)
Me encanta Dios
Me encanta Dios.
Es un viejo magnifico que no se toma en serio.
A él le gusta jugar y juega.
Y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna
y nos aplasta definitivamente.
Pero esto sucede porque es un poco cegatón
y bastante torpe de las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales
como Buda, o Cristo o Mahoma,
o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien.
Pero eso a él no le preocupa mucho: nos conoce.
Sabe que el pez grande se traga al chico,
que la lagartija grande se traga a la pequeña,
el hombre se traga al hombre.
Y por eso inventó la muerte:
para que la vida -no tú ni yo- la vida sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría del Bing Bang...
Pero ¿qué importa si el universo
se expande interminablemente o se contrae?
Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mi me encanta Dios.
Ha puesto orden en las galaxias
y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas.
Y es tan juguetón y travieso
que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los anbióticos- ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador,
cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo
y de carne y hueso, hace campos de flores
o pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar,
mueve otra y hace el bosque.
Y cuando pasa por encima de nosotros,
quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos,
manda tormentas, caudales de fuego,
vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres.
Pero esto es mentira.
Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.
Dios siempre esta de buen humor.
Por eso es el preferido de mis padres,
el escogido de mis hijos,
el más cercano de mis hermanos,
la mujer más amada,
el perrito y la pulga,
la piedra más antigua,
el pétalo más tierno,
el aroma más dulce,
la noche insondable,
el borboteo de luz,
el manantial que soy.
A mi me gusta, a mi me encanta Dios.
Que Dios bendiga a Dios.
Jaime Sabines
Me encanta Dios.
Es un viejo magnifico que no se toma en serio.
A él le gusta jugar y juega.
Y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna
y nos aplasta definitivamente.
Pero esto sucede porque es un poco cegatón
y bastante torpe de las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales
como Buda, o Cristo o Mahoma,
o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien.
Pero eso a él no le preocupa mucho: nos conoce.
Sabe que el pez grande se traga al chico,
que la lagartija grande se traga a la pequeña,
el hombre se traga al hombre.
Y por eso inventó la muerte:
para que la vida -no tú ni yo- la vida sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría del Bing Bang...
Pero ¿qué importa si el universo
se expande interminablemente o se contrae?
Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mi me encanta Dios.
Ha puesto orden en las galaxias
y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas.
Y es tan juguetón y travieso
que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los anbióticos- ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador,
cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo
y de carne y hueso, hace campos de flores
o pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar,
mueve otra y hace el bosque.
Y cuando pasa por encima de nosotros,
quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos,
manda tormentas, caudales de fuego,
vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres.
Pero esto es mentira.
Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.
Dios siempre esta de buen humor.
Por eso es el preferido de mis padres,
el escogido de mis hijos,
el más cercano de mis hermanos,
la mujer más amada,
el perrito y la pulga,
la piedra más antigua,
el pétalo más tierno,
el aroma más dulce,
la noche insondable,
el borboteo de luz,
el manantial que soy.
A mi me gusta, a mi me encanta Dios.
Que Dios bendiga a Dios.
Jaime Sabines
2 comentarios:
Este poesia me encanta...ya la conocia y la verdad, es muy interesante.
Un abrazo. Paz y bien.
Este Sabines -chiapaneco para más datos- era un poeta increíble. Y este poema, además de encantarme y por la que tengo especial debilidad, la publiqué deliberadamente...He visto la emoción y hasta las lágrimas en algunas personas que las cosas de Dios no le reportaban ningún interés, pero frente a esto... Y, fundamentalmente, cada día se me hace más fuerte aquello de que "el Espíritu sopla donde quiere" y la idea de que hay por todos lados semillas de Verdad, no sólo por nuestros ambientes habituales. Y es menester que las busquemos y descubramos. Un abrazo. Paz y Bien. Ricardo
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