Nuestro gran problema, pues,
no consiste en buscar a Dios,
sino en saber que hemos sido
buscados y hallados por Dios...
Él se ha venido a instalar en nuestra casa
y no quisiera salir nunca:
vivir oculto en nosotros hasta nuestra muerte
y después manifestarse espléndido en nosotros mismos.
Esto ¡cómo ensancha!!!
San Alberto Hurtado, S.J.
ORACION: PADRE DE MISERICORDIA.
Hace 3 horas.
0 comentarios:
Publicar un comentario