Todo tiempo es tiempo de conversión, tiempo de bendición, tiempo de misericordia
















Para el día de hoy (27/10/18):  

Evangelio según San Lucas 13, 1-9










En los tiempos del ministerio de Jesús de Nazareth, las gentes oscilaban entre una constante resignación que solía teñirse de superstición, y una religiosidad cuyo sentido lo otorgaba un Dios cruel y vengativo, un Dios que pagaba sin demoras con des-gracias los pecados propios o de los padres.
Así, el por algo será está apenas a un paso, y de allí se desprende también que la pobreza y la miseria de tantos tiene el mismo origen, un Dios severo, un Dios que dispensa males en abundancia.

El Maestro no pensaba así, de ningún modo. En las honduras de su corazón sagrado no había ni un milímetro de esa imagen falaz, sólo el ámbito de Dios Abbá y la necesidad de conversión, de converger hacia Dios y hacia el hermano, permanecer en lo que prevalece para no perecer. Emigrar felices hacia la Gracia, renegados de toda desgracia que nosotros mismos provocamos por la falta de amor y de justicia.

Pero detrás de la dureza de las expresiones del Maestro hay fines pedagógicos, es decir, que comprendamos en profundidad la urgencia del regreso, el imperativo de convertirse sin demoras ni excusas.
La conversión, al igual que la Salvación, acontecen en este tiempo santo de Dios y el hombre, el hoy de una existencia que se fecunda por el paso salvador de Dios por nuestra historia, por cada historia.

Porque tenemos el tiempo a favor, pues no estamos librados a nuestra oscura suerte, sino que estamos bajo el amparo bondadoso del Viñador, que con su sacrificio inmenso nos ha adquirido este tiempo de regreso y reencuentro. Tiempo de conversión, tiempo de bendición, tiempo de misericordia.

Paz y Bien

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