PATRONA DE VENEZUELA
Señora del Coromoto,
Patrona de Venezuela,
la más esplendente guía
en estas cálidas tierras
donde con ella no hay sombra
y sin su luz hay miseria,
donde con ella no hay sustos y zozobras hay sin ella,
Señora del Coromoto la de celestes promesas,
de ti nos venga dulzura y de ti vénganos fuerza
para hablarte del destino que la Patria te encomienda.
Patria de eternas llanuras y de montañas eternas,
Patria de proceros ríos y de líricas palmeras,
Patria de fértiles valles y de inexploradas selvas,
Patria del Ávila en roca y de Caracas en seda,
Patria del Coquivacoa y de la Guayana intensa,
del Tacarigua plateado y de las andinas sierras,
del Orinoco sin bridas y de la Parima enhiesta,
la de Coro y de San Carlos y Cumaná la primera,
de Calabozo y Barinas con mugidoras dehesas,
de Guanare y Barcelona y Maracaibo y Valencia,
de Angostura hecha de oro y de Porlamar de perlas,
ciudades para la historia en la paz como en la guerra.
Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
te va en nombre de la Patria esta ingenua voz poética,
y te dice en recio tono popular, Señora bella,
que la Patria de este canto no es una Patria cualquiera:
es la Patria de Bolívar, Padre de la Independencia,
la Patria de Sucre y Vargas, de Ribas y de Urdaneta,
del catire José Antonio el de la lanza perfecta,
del girondino Miranda el hombre de la Bandera,
de Eulalia Buroz la rubia y de la negra Matea.
Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
la Patria de este romance no es una Patria cualquiera:
es la Patria del glorioso sabio don Andrés de América,
varón del civismo puro, jerarca de nuestras letras
con su Oración y su Silva cual dos encendidas teas,
la Patria de Sanz y Roscio con sus flores de elocuencia
y la de Simón Rodríguez el de la mano maestra,
la de Sanoja y su antorcha de Comentarios, la buena
Patria de Cecilio Acosta con su vida y sus poemas,
la de Maitín y Lozano, de Lamas y Landaeta,
de Teresita la magna, de Rojas y Michelena,
la Patria de Pancho Lazo el ángel de los poetas
y de Arturo Celestino el querubín de la Iglesia
con su voz de hierba y lluvia y con su nombre de estrella.
Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
la Patria de este romance no es una Patria cualquiera:
es tu Patria, la más noble, es tu Patria, la más bella,
en Barquisimeto suaves crepúsculos de leyenda,
clavellinas en Aragua y frailejones en Mérida,
la grave Patria del Guácharo en la legendaria cueva,
la Patria de los Diablitos de Yare, la pintoresca
Patria feliz del joropo en la noche parrandera
y del merengue agridulce en barloventeñas tierras,
la Patria de Cantaclaro al pie del arpa apureña
y la del sin par Delpino en la Caracas chancera.
Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
la de este ingenuo romance no es una Patria cualquiera:
cuida pues de ese tesoro que a tu cuido se encomienda
y jamás en él permitas ni la más pequeña mengua.
No dejes que manos turbias entren a saco en la huerta,
ni que las manos cobardes lo pongan todo a la inversa:
sobre la rosa la espina, sobre el alma la materia,
la sombra de la ignorancia sobre la luz de la idea,
sobre el orden la injusticia, sobre el derecho la fuerza.
No dejes, linda Señora, que se acumulen riquezas
mal habidas ni se cambie decoro por desvergüenza,
ni se caliente la fama con humo de pajas secas,
ni viles estupradores acaben con la inocencia,
ni rábulas ominosos la ruta del foro tuerzan,
ni pedagogos incultos echen a perder la escuela.
Cuida, Señora, las cosas que la explotación desmedra,
las minas y los ganados, el petróleo y las maderas,
y procura que estos dones de rica naturaleza
para los pueblos y campos en bienestar se conviertan.
Que no haya niños desnudos ni madres en la pobreza,
que no haya peste en los hatos ni gusano en sementeras,
que no haya bajo los puentes destartaladas viviendas,
que no haya jefes civiles exactores en aldeas,
que la gente cante el Himno y al viento ice la Bandera
con el corazón gozoso y la conciencia serena.
Y lo principal, Señora: que por doquier se mantengan
cerradas las ambiciones y las cárceles abiertas.
Así, Señora del Día, Luz del Sol, Señora Excelsa,
serás la mejor y linda Patrona de Venezuela,
Luis Barrios Cruz
poeta guanareño
Señora del Coromoto,
Patrona de Venezuela,
la más esplendente guía
en estas cálidas tierras
donde con ella no hay sombra
y sin su luz hay miseria,
donde con ella no hay sustos y zozobras hay sin ella,
Señora del Coromoto la de celestes promesas,
de ti nos venga dulzura y de ti vénganos fuerza
para hablarte del destino que la Patria te encomienda.
Patria de eternas llanuras y de montañas eternas,
Patria de proceros ríos y de líricas palmeras,
Patria de fértiles valles y de inexploradas selvas,
Patria del Ávila en roca y de Caracas en seda,
Patria del Coquivacoa y de la Guayana intensa,
del Tacarigua plateado y de las andinas sierras,
del Orinoco sin bridas y de la Parima enhiesta,
la de Coro y de San Carlos y Cumaná la primera,
de Calabozo y Barinas con mugidoras dehesas,
de Guanare y Barcelona y Maracaibo y Valencia,
de Angostura hecha de oro y de Porlamar de perlas,
ciudades para la historia en la paz como en la guerra.
Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
te va en nombre de la Patria esta ingenua voz poética,
y te dice en recio tono popular, Señora bella,
que la Patria de este canto no es una Patria cualquiera:
es la Patria de Bolívar, Padre de la Independencia,
la Patria de Sucre y Vargas, de Ribas y de Urdaneta,
del catire José Antonio el de la lanza perfecta,
del girondino Miranda el hombre de la Bandera,
de Eulalia Buroz la rubia y de la negra Matea.
Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
la Patria de este romance no es una Patria cualquiera:
es la Patria del glorioso sabio don Andrés de América,
varón del civismo puro, jerarca de nuestras letras
con su Oración y su Silva cual dos encendidas teas,
la Patria de Sanz y Roscio con sus flores de elocuencia
y la de Simón Rodríguez el de la mano maestra,
la de Sanoja y su antorcha de Comentarios, la buena
Patria de Cecilio Acosta con su vida y sus poemas,
la de Maitín y Lozano, de Lamas y Landaeta,
de Teresita la magna, de Rojas y Michelena,
la Patria de Pancho Lazo el ángel de los poetas
y de Arturo Celestino el querubín de la Iglesia
con su voz de hierba y lluvia y con su nombre de estrella.
Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
la Patria de este romance no es una Patria cualquiera:
es tu Patria, la más noble, es tu Patria, la más bella,
en Barquisimeto suaves crepúsculos de leyenda,
clavellinas en Aragua y frailejones en Mérida,
la grave Patria del Guácharo en la legendaria cueva,
la Patria de los Diablitos de Yare, la pintoresca
Patria feliz del joropo en la noche parrandera
y del merengue agridulce en barloventeñas tierras,
la Patria de Cantaclaro al pie del arpa apureña
y la del sin par Delpino en la Caracas chancera.
Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
la de este ingenuo romance no es una Patria cualquiera:
cuida pues de ese tesoro que a tu cuido se encomienda
y jamás en él permitas ni la más pequeña mengua.
No dejes que manos turbias entren a saco en la huerta,
ni que las manos cobardes lo pongan todo a la inversa:
sobre la rosa la espina, sobre el alma la materia,
la sombra de la ignorancia sobre la luz de la idea,
sobre el orden la injusticia, sobre el derecho la fuerza.
No dejes, linda Señora, que se acumulen riquezas
mal habidas ni se cambie decoro por desvergüenza,
ni se caliente la fama con humo de pajas secas,
ni viles estupradores acaben con la inocencia,
ni rábulas ominosos la ruta del foro tuerzan,
ni pedagogos incultos echen a perder la escuela.
Cuida, Señora, las cosas que la explotación desmedra,
las minas y los ganados, el petróleo y las maderas,
y procura que estos dones de rica naturaleza
para los pueblos y campos en bienestar se conviertan.
Que no haya niños desnudos ni madres en la pobreza,
que no haya peste en los hatos ni gusano en sementeras,
que no haya bajo los puentes destartaladas viviendas,
que no haya jefes civiles exactores en aldeas,
que la gente cante el Himno y al viento ice la Bandera
con el corazón gozoso y la conciencia serena.
Y lo principal, Señora: que por doquier se mantengan
cerradas las ambiciones y las cárceles abiertas.
Así, Señora del Día, Luz del Sol, Señora Excelsa,
serás la mejor y linda Patrona de Venezuela,
Luis Barrios Cruz
poeta guanareño
Sumamos desde aquí, desde el sur del continente, nuestra oración a la Madre de Dios en estos momentos tan duros, para que ante todo y entre sus manos la vida se proteja y se respete, en libertad, justicia y paz.
Así sea.
Paz y Bien para Venezuela
Ricardo
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