Para el día de hoy (21/03/13):
Evangelio según San Juan 8, 51-59
(Esos hombres estaban furiosos, y no era para menos. Con unas pocas palabras certeras, el Maestro les derrumba todo un andamiaje en el que se recostaban cómodos y confiados, una estructura de exclusividad. Ellos están más que satisfechos en sus credenciales de pertenencia -hijos de dinastía abrahámica- y Jesús, al cuestionarles ese identikit se vuelve un peligroso enemigo, y por ello le dicen, en su rostro, que está endemoniado. Está a sólo un paso de ser juiciosa y razonablemente ejecutado.
Esos hombres están presos de la literalidad con la que asumen las Escrituras -desechando con fervor al Espíritu que las inspira- y son esclavos del pasado. Para ellos el presente es una continua reedición de ese pasado que consideran glorioso, y por tanto nada nuevo son capaces de aceptar. Para esos hombres no hay posibilidad de futuro ni de un presente distinto.
Abraham era un hombre de fé y por ello mismo, un hombre de mirada lejana y profunda.
El viejo pastor del desierto, contra toda lógica o razón, se mantuvo incólume en la fidelidad a esa promesa realizada por ese Dios fiel, un Dios que siempre cumple lo que promete.
Las mujeres y hombres fieles a la vida y a la humanidad son los que cada día inauguran una nueva historia. Son puro presente y promesa cierta de futuro.
Son los que nos dicen, junto al Maestro que , a pesar de todo paso biológico, nunca moriremos)
Paz y Bien
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