Cuestiones de pan y vino


Para el día de hoy (14/03/13):  
Evangelio según San Juan 5, 31-47



(Las posiciones no podrían ser más contrapuestas, y a partir de esas disidencias se iba asomando, ominoso, el camino del calvario.

El saber popular afirma que no hay peor ciego que el que no quiere ver ni sordo que el que no quiera oír, y estos piadosos hombres eran aún peores. Se habían hecho un dios a su imagen y semejanza, un dios que impone su poder despiadado mediante un orden jurídico estricto, cerrado, opresivo, el dios de rictus severo y castigo rápido. Se aferraron sin hesitar a una Ley que deificaron e ignoraron con violencia al Espíritu que la sustenta.

Por ello con la autoridad de su corazón sagrado Jesús de Nazareth puede afirmar que no conocen a Dios, a su Dios, a su Padre.
Un Dios que ama sin límites a la humanidad, de tal modo que se despoja de su divinidad y se hace hombre para que el hombre se haga Dios, el Dios de la vida, el amor y la liberación, el Dios que se revela en la compasión, en el pan y el vino compartidos, el Dios que se hace Palabra encarnada para sacarnos del silencio, el Dios del perdón y la paciencia.

A ese Dios no lo encontramos en la letra esculpida en las piedras, sino en el amor que va tallando los corazones y que todo lo transforma. Porque creemos en Alguien antes que en algo.

Quizás nos anden sobreabundando los expertos teóricos en religión, y nos falten más testigos, mujeres y hombres de pan compartido y repartido que con su existencia solidaria son ese vino nuevo de Caná de Galilea, el vino que pide María, el vino de ese Cristo que no quiere que la celebración de la vida se nos apague)

Paz y Bien

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