Pescadores desde dos pasiones


Para el día de hoy (14/01/13):  
Evangelio según San Marcos 1, 14-20

 
(El detonante fué el arresto del Bautista. 
La capacidad de Jesús de Nazareth leer los signos de los tiempos conforma su ministerio y el de los suyos entre dos pasiones, la propia y la de Juan, pues el Bautista también tiene su Pasión en las prisiones herodianas aunque su patíbulo no sea la cruz.

La pasión del  Bautista sucede por su fidelidad inquebrantable al Espíritu que lo impulsa, por no acallar la verdad, por denunciar corrupciones desde su integridad única e incandescente.

Esa lectura que el maestro hace de su realidad es un desafío para todos nosotros, el saber descubrir en la vorágine -tan a menudo cruel y violenta- del acontecer político y social cotidiano los signos que nos envían a anunciar sin desmayo la mejor de las noticias, aún cuando la noche esté al acecho.

Podemos hallar continuidad entre el ministerio del Bautista y el ministerio de Jesús, pero el anuncio de la Buena Noticia significa también una ruptura con lo viejo, con lo antiguo. Algo nuevo acontece, algo con color definitivo, algo totalmente distinto.

Todo comienza en la Galilea de la periferia, la siempre sospechosa, en lejanía cordial con los centros del poder político y religioso: la Buena Noticia comienza a anunciarse desde los márgenes, entre el pobrerío, entre los que no cuentan, lejos de fasto y la pompa del Templo, y no se deja encasillar por la puntillosidad dogmática de los fariseos.
Para éstos, Dios reinaría cuando ellos primero y luego todo el pueblo cumplieran con exacta piedad la Ley de Moisés, es decir, Dios reinaría merced a los frutos de su propio esfuerzo.

Con Jesús de Nazareth, todo cambia, todo es distinto: se trata de la iniciativa amorosa de Dios Abbá, un Dios que se hace compañero de caminos, un Dios que se llega hasta los pobres, un Dios que reinará en y desde los corazones, un Reino que ya está aquí, entre nosotros, y al que se accede cambiando la existencia, metanoia del respirar y el andar, conversión necesaria para que la vista se aclare y despeje.

Esta novedad asombrosa, que Dios reina, que habita entre nosotros, que toda noticia puede ser buena y nueva, debe comunicarse a todos sin excepción, comenzando por aquellos para los cuales cualquier noticia es mala, y para quienes nada nuevo hay bajo el sol, solo dolor, soledad y abandono.

El anuncio no se hace a solas, no es individual. El anuncio es compartido, comunitario, fruto de corazones en común.
Jesús invita a pescadores, hombres curtidos en su oficio diario de buscar el sustento entre el oleaje del mar de Galilea. Los invita a seguirle, y esa invitación se realiza a partir de lo que conocen en su cotidianeidad, una realidad diaria que será magnificada y transformada por el convite santo a trastocar el devenir cronológico en kairós, tiempo santo de Dios y el hombre.

Ellos jamás dejarán de ser pescadores. Ellos dejan atrás conceptos viejos, injusticias y jerarquías y se vuelven hermanos y discípulos, seguidores de Aquel a quien ni la muerte ni la Pasión han de detener.
Ellos se vuelven pescadores de hombres, esforzados obreros en el afán de mantener a tantos pequeños peces con vida, a la deriva en un mar de inequidad y de tristeza que imperan, y que será florecido y transformado por estos artesanos limitados y falibles pero fieles, fieles hasta el final)

Paz y Bien

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