Evangelio según San Lucas 14, 1. 12-14
(Tanto en los tiempos de la predicación de Jesús como en nuestros tiempos, hay dos modelos de mesas enfrentadas.
De un lado encontramos la mesa de los pares, la mesa que reune a los iguales, a los de una misma categoría y rango jerárquico, mesa de gente como uno en donde los distintos, los ajenos y los extranjeros no tienen lugar. Es la mesa de los que ansían reunirse junto a los que piensan y actúan como ellos.
Del otro lado, el banquete escandaloso de Jesús de Nazareth, ágape asombroso de Abbá Padre Dios, la mesa inmensa que congrega a hijas e hijos con mantel fraterno, espacio de encuentro de los dispersos, punto de encuentro preferencial para los excluidos, señal de auxilio para los resignados, desafío pleno de bondad que invita a aquellos a quien nadie convida.
Este banquete estará siempre iluminado con los destellos de la cruz como despojo porque es amor mayor, y será la puerta estrecha de acceso a la felicidad.
El Reino acontece y se decide cuando más y más hermanos y hermanas se suman a la mesa de la fraternidad)
Paz y Bien
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