El Verbo se hace carne, historia, tiempo, uno más entre nosotros para que la humanidad recupere la voz.
















Para el día de hoy (31/12/19):  

Evangelio según San Juan 1, 1-18






Dios es Palabra, Verbo que crea.

Como Palabra, siempre se expresa y ha buscado desde el comienzo mismo de los tiempos el diálogo con las creaturas. Los amores se crecen en la cercanía, cuando se dialoga, cuando se dicen cosas, cuando se escucha.

El primer paso de ese diálogo cordial es la creación misma. Dios se expresa amorosamente a través de la belleza insondable de la naturaleza, de los misterios inmensos del universo, de la vida que brota pujante. Aún así, no hemos sabido ni querido escuchar. Peor todavía, en nuestra soberbia hemos embestido sin piedad con descuido agresivo contra esa naturaleza que es don, es regalo, es casa común.

Pero ese Dios Palabra jamás bajó los brazos.

Así entonces lo intentó sin descanso a través de hombres cercanos a Él, los profetas. De ellos, el último y el más grande fué Juan, llamado el Bautista, hijo de Zacarías e Isabel. Era sólo un hombre pero todo un hombre, resplandeciente de integridad, pleno de verdad, a tal punto de reclamar disminuirse a sí mismo para que ese Dios del cual era fiel portavoz y testigo creciera a los ojos del pueblo.
A Juan y a los que fueron como Juan nos encargamos de regalarles nuestro desprecio, de brindarle oídos sordos, de ejercer todo tipo de violencias y supresiones.

Pero contra toda previsión o lógica, Dios seguía confiando.

Es imposible hablar acerca de Dios, hay un abismo ontológico entre la eternidad y nuestras pequeñísimas y acotadas existencias. Es nada lo que podamos decir o aseverar, ni por lejos nos acercamos.
Pero era menester de su bondad que abandonáramos los mutismos que impiden comunicarse, descubrir y ser descubiertos.

Ese Dios Palabra de Vida y Palabra Viva persistió en su tenacidad.
La Palabra se hace carne, historia, tiempo, uno más entre nosotros para que la humanidad recupere la voz.

Dios se hace asombrosamente cercano, un vecino, un Padre que nos ama, una Madre que nos cuida, un Hermano siempre disponible, un Hijo que se nos adormece en nuestros brazos.

Paz y Bien

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