Para el día de hoy (11/03/19)
Evangelio según San Mateo 25, 31-46
El día del juicio final, el día final, la finalización de la historia suele imaginarse o representarse de diversas maneras, a veces con matices terribles, a veces con fantasías de irrupción impresionante -tal vez algo similar a efectos cinematográficos-. Sin embargo, lo que se suele perder de vista es el significado, la teleología, la absoluta novedad del Evangelio.
El Maestro revela de un modo solemne y definitivo que Dios está presente en los pobres, y que Cristo se identifica absolutamente con ellos.
Nada de ideología o retruécanos de teologías controversiales. Sólo Evangelio.
Los pueblos disolverán sus diferencias, se derrumbarán los imperios, el poder no será siquiera un recuerdo, no contarán razas, religiones o pertenencias. Estaremos vacíos frente a Dios solamente portando el amor que hemos sido capaces de vivir, y por ello, nuestras obras de justicia.
Hemos sido creados para ser hermanos, y precisamente ése es uno de los criterios primordiales del juicio, las cosas que hemos hecho para que este mundo a menudo tan infame tenga espacios fraternos. Aunque suene paradójico, un mundo más humano.
El amor no es una abstracción, ni siquiera un sentimiento de ribetes románticos. El amor se traduce y mensura por las obras, alimentar al hambriento, vestir al desnudo, dar de beber al sediento, confortando al enfermo, haciendo familia al forastero -ay con esos odios migratorios!- visitando al preso.
Es menester abandonar cierta pretensión que implica todas las cosas que podemos hacer por Dios, como si Él necesitara algo. A Dios se le ama y se le rinde culto en el prójimo, en el hermano, en los pobres donde su rostro resplandece.
Cuaresma es volver a tener esa perspectiva de día final que solemos olvidar, y emprender el regreso a Dios que siempre pasa por el hermano, camino de caridad, de reconciliación, de justicia.
Paz y Bien
1 comentarios:
Bendecida Semana! Paz y Bien 🙏
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