Para el día de hoy (03/02/17):
Evangelio según San Marcos 6, 14-29
La escena, por sí misma, es espantosa y hasta es dable enfurecerse. Por intrigas palaciegas, por celos malsanos y en una torpe exhibición que combina perversiones, opiniones políticas y mesa de poderosos, se ejecuta a un hombre bueno, íntegro, incuestionable.
Juan el Bautista nunca calló ni redujo la intensidad de su voz profética, aún con el ominoso riesgo que implicaba enfrentarse al tetrarca Herodes, hombre supersticioso e inescrupuloso a la hora de utilizar la violencia y la muerte para conseguir sus fines.
Juan es la voz que clama en el desierto, lejos del palacio y de los opresores, pero pleno del Espíritu que lo anima y fiel a su misión hasta el final. Él propiciaba un bautismo de conversión, preparando los caminos del Mesías e impulsando al pueblo por caminos de honestidad, de justicia, de regreso a Dios.
A pesar de ello, fué ejecutado casi a escondidas, como si de un criminal abyecto se tratase, quizás para evitar quejas airadas por el pueblo que lo escuchaba y veneraba.
Pero aún con el horror, la injusticia y la muerte, no hay que perder de vista otra cuestión de fondo. Como una señal cierta, la muerte del Bautista señala a su vez el inicio del ministerio de Jesús de Nazareth, y tanto impactó en los poderosos su enseñanza y su autoridad, que el mismo Herodes se cuestiona si este Cristo no es el Bautista redivivo, quizás expresando una conciencia culposa de su crimen, mientras que otros infieren que es un profeta o Elías que regresa.
Todo cobra otro sentido a la luz del martirio.
Juan es precursor del Señor allanando sus caminos pero también anticipando la Pasión de Cristo, fiel hasta el final, y precisamente es esa fidelidad absoluta es la que destaca su compromiso y su destino fiel al Dios que lo envía.
Más aún: a pesar del horror y de la muerte, el compromiso de los mártires nos sigue hablando del amor de Cristo, que los brutos no deciden las cosas, que el amor prevalece, que al final del día sólo cuenta la fidelidad.
Paz y Bien
1 comentarios:
Muchas, gracias, por sus palabras del día de la vida consagrada y tenernos presente en sus oraciones, gracias, Donde se pronuncia una palabra de amor; donde se hace un acto de caridad, allí Cristo vuelve a resucitar. Que llegue a ser LUZ, gracias, un fuerte abrazo fraterno.
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