Para el día de hoy (28/05/13):
Evangelio según San Marcos 10, 28-31
(Los párrafos inmediatos anteriores a la Palabra para el día de hoy nos hablan de la tristeza de ese joven rico, fiel cumplidor de los mandamientos pero incapaz de dar lo suyo a los pobres, de camellos por el ojo de una aguja, de los imposibles. Por eso la afirmación de Pedro encierra también una pregunta y un cuestionamiento: es que ellos han dejado atrás trabajo, hogar, esposa, hijos, parientes, todo lo que eran y tenían y se han marchado a los caminos en pos del Maestro. Así, Pedro supone que todos esos desprendimientos han de tener su compensación, su recompensa en el reino terrenal que imaginan se vá a instaurar a la brevedad.
No es poco a lo que han renunciado. El error está en el trueque esperado, en la teología mercantil de la obtención del favr divino a cambio de actos piadosos, aún cuando estos actos sean tan extremos como dejar la familia.
Sin embargo, los sacrificios hechos por esos galileos no son desconocidos por Jesús de Nazareth. Nada escapa a su mirada, y les trata de hacer comprender que hay otra realidad más profunda. La Encarnación es la eternidad entretejida en la historia, lo eterno que magnifica lo cotidiano.
Se trata de ampliar el horizonte al infinito.
Así la familia se agrandará porque no quedará limitada por los lazos biológicos, y es el mejor augurio de una familia grande ligada por imperecederos vínculos espirituales, la Iglesia.
Así nadie pasará necesidad, porque la renuncia a los bienes propios en favor de los demás hace que éstos se centupliquen del mismo modo que aquella vez, con los panes y los peces.
Así habrá certeza de repudio y constancia de cruces, cien veces el dolor habitual. Pero todos los que sean relegados por esa fidelidad tenaz y mansa al ostracismo, encabezarán la caravana del Reino.
La vida se hace cien veces fecunda cuando no nos aferramos a ella. Porque no nos pertenece, porque somos sólo un puñado de tierra fértil a la espera de frutos)
Paz y Bien
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