Para el día de hoy (27/11/09):
Evangelio según San Lucas 21, 29-33
(La llegada del invierno trae consecuencias obvias: una disminución importante de la cantidad de alimentos disponibles, el agua para beber está oculta por una capa de hielo, temperaturas muy bajas, falta de calor.
Algunos quizás conozcan bien esto último: en varias latitudes, está siempre presente el riesgo de la exposición a las bajas temperaturas y la hipotermia corporal consecuente puede tener un desenlace fatal: uno se vá adormeciendo poco a poco hasta morir...
Palabra de Jesús: va a cesar el persistente invierno de la humanidad, y hay que estar atentos a los signos que avisan la llegada del verano.
Se terminará la larga noche de tantas mujeres y hombres sobrantes de la vida edificada para unos pocos, el invierno del hambre y la sed de la solidaridad.
Y muchos también se despertarán del letargo mortal, de ese frío que se apodera poco a poco de tu alma y contra el que no suele hacerse nada, porque dá una falsa sensación de comodidad y porque todo movimiento, todo migrar del alma implica ciertos dolores por lo que se deja atrás...
Se alteraá el cosmos, podrá parecer que la tierra desaparece, pero la Palabra de Jesús persistirá, no pasará jamás.
Al contrario de ciertas modas, a pesar de los efectos invernaderos en nuestras almas, Su Palabra no pasará.
Él está y vá con nosotros, y regresará, a no desesperar)
¡Él es mi Rey!
Hace 2 horas.
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