Para el día de hoy (20/11/09):
Evangelio según San Lucas 19, 45-48
(Los poderosos temblaban de rabia y se encendían de odio ante sus palabras.
En cambio, las gentes más sencillas pendían de cada una de sus palabras, necesitados ellos y nosotros de la Misericordia y la Salvación.
El templo, casa sagrada y lugar en común de Dios y del hombre, ha de ser lugar de encuentro y oración... De esa oración que nace del Espíritu que nos hace exclamar ¡Abbá!
Pero el templo se pervierte y se convierte en cueva de ladrones no sólo cuando se tiñe de intereses comerciales, dinerarios.
Es cueva de ladrones cuando se pretenden practicar acuerdos transaccionales con el Altísimo -Dios, dame tal o cual cosa que si la obtengo, te prometo tal otra-, o bien, cuando nos deslizamos a un peligroso pietismo de los méritos que creemos -equivocadamente- se nos van acumulando en el haber de la Salvación.
El templo es casa de oración y encuentro entre el Dios de la Vida, Dios de toda Gracia y Consuelo... Nos dá todo por amor y gratuidad, sin importar tanto nuestras luces y sombras.
Lo que vale e importa es su Infinita Misericordia.
Hay que reconstruir con Jesús tantos templos derribados... desde el templo primero, nuestro corazón)
Paz y Bien
Reflexión
Hace 8 horas.
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